El 'Abecedario' del fútbol - U: Urruti, t'estimo

El gran portero del Barcelona se convierte en el protagonista del Abecedario de Montse García.

En noviembre habría cumplido sesenta años pero un fatídico accidente de coche acabó con su vida cuando se dirigía a casa tras ver la final de la Liga de Campeones con unos amigos. Era el 24 de mayo de 2001 y Francisco Javier González Urruticoechea, comúnmente conocido como Urruti, no pudo llegar a su destino. Cerca de las cuatro de la mañana su automóvil chocó con una valla de protección de la carretera de Esplugas del Llobegrat. Las causas del accidente fueron el exceso de velocidad y alguna distracción como la somnolencia. Además, el ex-jugador no llevaba puesto el cinturón de seguridad, lo que provocó que su cuerpo saliera despedido por el cristal y apareciese degollado a unos metros. En el accidente estuvo involucrado otro coche que salió de la calzada para evitar el choque pero que logró salir ileso.

Aquel suceso conmocionó a todo el mundo del fútbol. Joan Gaspart aseguraba: “Cuando éramos felices todos, él disfrutaba como el que más. Cuando no teníamos buenos resultados, era el que animaba a todo el mundo. El Barça no podrá olvidar a un jugador tan carismático”. Y es que Urruti era algo más que un buen futbolista, era un portero con carisma. Había nacido en San Sebastián, iniciándose en el mundo del fútbol en la Real Sociedad hasta que en 1976 fue fichado por el Espanyol y cinco años más tarde por el FC Barcelona.

La cara y cruz de la moneda en su carrera se produce en la temporada 1985/86. Pudo ser el héroe de ese 7 de mayo de 1986 si el resto del equipo le hubiera acompañado. Se disputaba la final de la Copa de Europa en Sevilla. De un lado el FC Barcelona, al otro, el Steaua de Bucarest que no disimuló en ningún momento su intención de defender para atascar el ataque blaugrana. Y lo consiguió. Como consecuencia, el encuentro se transformó en una cita deslucida, sin ocasiones y bastante mediocre. A pocos minutos para el final se produjo el polémico cambio de Schuster por el defensa Moratalla. Una decisión inexplicable que condenaría al futbolista por abandonar el estadio sin finalizar el encuentro y por no viajar de vuelta a Barcelona con el resto de la expedición sino por su cuenta. El Barça lo apartaría del equipo durante un año.

La prórroga no fue más que una repetición de lo visto hasta el momento. Excesivo conservadurismo rumano e intentos frustrados del lado culé. Sin cambios en el guión que estableció el Steaua se llegó a los lanzamientos de penaltis, una opción en la que en FC Barcelona no había pensado y que provocó que se afrontara esta última parte de la final con excesivo pesimismo. De nada sirvió que Urruti, especialista en detener lanzamientos desde los once metros, parase los dos primeros, puesto que sus compañeros fallaron los cuatro que chutaron. Sin que fuera necesario probar suerte con el quinto, los rumanos dieron la sorpresa al proclamarse campeones de Europa.

Aquella noche, Urruti no pudo hacer nada para que su equipo lograra el triunfo. Sin embargo, hubo otra ocasión en la que el título obtenido llevó su nombre. Se trataba del último partido de Liga de aquella misma temporada y aquella parada de un penalti en Valladolid supuso a su club el hacerse con el campeonato Liguero. Pasaría a la historia la frase “Urruti, t’estimo” que Joaquín María Puyal exclamó cuando realizó su parada.

Aunque no jugó en ningún partido, fue convocado para tres Mundiales con España. Arconada era el portero titular indiscutible y su figura debió pasar a un segundo plano a favor del primero. Colgó las botas en 1988, dándole el testigo en la portería del FC Barcelona a Andoni Zubizarreta, aunque el club le pagó un año más por no fichar por otro equipo. Su muerte fue inesperada y sentida ya que marchaba, como dijo Iríbar, “un gran portero y una excelente persona”.

Urruti y Maradona con el Barcelona

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