Paulo Henrique Ganso y las ‘patas desgastadas’

El brasileño está cerca del Inter de Porto Alegre.

Analizamos la figura de Paulo Henrique ante su probable fichaje por el Inter de Porto Alegre.

Comenzó a sentir síntomas preocupantes. Al estirar cada vez que realizaba un entrenamiento, disminuían las molestias, pero sentía un incesante frío en la zona afectada. Se colocaba hielo en la rodilla durante media hora, reposaba, pensaba en contextos más saludables y conseguía frenar el dolor. Sin embargo, pasadas unas semanas, la incomodidad se multiplicaba, invadía cualquier movimiento y aparecía manifestándose en sus actividades cotidianas. Los tendones en formación que cubren la parte interior de la rodilla, abarcando desde la cara superior de la tibia (zona interna), son el final del músculo, una cuerda que emplea para amarrarse al hueso y ejercer de palanca en una acción automatizada. En ese tendón, hay tres partes, un isquiotibial, un aductor y oblicuo del muslo, que cubren la rodilla de manera interna.

Se origina una inflamación, se necesita ser tratado con fricciones superficiales y profundas, seguido de amasamientos digitales en la propia masa muscular y de amasamientos pulgares en la zona de inserción. Se apunta que es interesante desfibrar aquellas zonas de fijación tendinosa cercanas a la inserción tibial con técnicas como Moneyron y Cyriax hasta conseguir poder deslizar limpiamente un pliegue rodado por dicha área. Y para finalizar, son aconsejables los estiramientos analíticos de los músculos implicados en la lesión. Esa formación, problema creciente entre los futbolistas, se llama coloquialmente ‘pata de ganso’ y aunque pudiera tener acepciones vinculadas al jugador del Santos por la conexión rodilla-Ganso-lesiones, es una mera singularidad. Una peculiar etiqueta que a base de operaciones, fórmulas milagrosas y métodos en desarrollo, ha destrozado la progresión de su joven ‘Ave brasileña’: Paulo Henrique Ganso.

El talento es caro, necesita cariño y paciencia no proporcional al rendimiento colectivo. El talento tiene su propia regla de valores, su naturaleza altruista y su libertad absoluta. El talento rompe partidos, acerca los sueños y engloba éxitos. Pero de igual manera, surge en contadas ocasiones, en una personalidad fría y en un entorno cada vez más reacio a la inmunidad de quien ostenta ese perfil de estrella. Un papel en el que Ganso se sentía responsable, exigido y defendido. Un papel goloso que empezó a dibujarse con maniobras de ensueño fabricadas en una chocolatería santista llamada Vila Belmiro y que acabará destronado por la desidia de un ritmo lento, pasivo, limitado para el primer orden y cuestionado hasta la extenuación por la falta de complicidad de sus rodillas.

Ganso no es el chico que desenmascaró su talento en 2009 en aquella selección Sub 20 brasileña donde ejercía de líder absoluto. Hace tiempo que tampoco ha logrado igualar las sensaciones de sus primeras tardes como icono vanguardista y generacional del Santos. E incluso él mismo admite que hace demasiado que la complicidad de la grada cambió de ‘elegido’ (Neymar) y casi convirtió en dos ‘amigos rivales’ a sus perlas juveniles. Decepcionó en la última Copa América, jugó un papel secundario en la Copa Libertadores 2011 del Santos, no tuvo presencia reseñable en el Mundial de Clubes 2011 e incluso su falta de competitividad le obligó a ceder su puesto de titular fijo en los esquema de la selección de Mano Menezes de cara a Londres 2012 (está en la selección final pero su lugar bien lo puede ocupar Oscar o Lucas).

La razón principal de sus problemas radican en la inflamación de esa ‘pata de ganso’ en sus rodillas. Su cronología evidencia mermas y casi acongojaría a quienes pretendan basar sus proyectos futuros en el talento del enganche brasileño. Rotura del cruzado en la rodilla derecha (2007), rotura del cruzado en la rodilla izquierda (2010) y artroscopia en la rodilla derecha (2012). Molestias, dolencias e incomodidades físicas que siempre limitan su presencia continuada en una serie de partidos pero que, incluso, le han derrotado mentalmente, haciéndole renovar su concepto y estilo, desmejorado bajo la elección de un ritmo bajo, apariciones esporádicas y desgaste mínimo. Demasiados inconvenientes como para que un club competitivo le diera la batuta y demasiadas dudas como para que el propio Santos haya pensado en él como el talento entre líneas que redecore su futuro.

"Ganso no volverá a jugar en el Santos, es una decisión definitiva. Está molesto con el club porque ha hecho un proyecto en torno a Neymar y se han olvidado de él". Declaraciones muy directas de su agente, que lo sacará de inmediato del club santista y que intentará aprovechar su presencia en las Olimpiadas para adentrarlo en un nuevo proyecto. Salvo sorpresa producto de unos Juegos Olímpicos que lo exalten como figura, jugará a partir de agosto en Internacional de Porto Alegre. Un paso más, corto y alejado de sus pretensiones previas, para un ave joven y talentoso, pero de patas desgastadas.

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