Grecia, extremos y cultura deportiva

Ganaron o quedaron últimos en la historia de la Eurocopa

La selección de Grecia abrirá mañana en Varsovia la Eurocopa 2012 frente a Polonia. Los griegos son herederos de una histórica tradición deportiva, que unida a su combativo carácter les ha permitido superarse en situaciones poco favorables. La Eurocopa 2012 es todo un reto para ellos…

El fútbol es un vehículo de emociones que transporta con facilidad el estado anímico de grupos humanos. La victoria inesperada conduce a la catarsis colectiva, capaz de encubrir fallos o errores de un sistema; las dictaduras en Italia 1934 o Argentina 1978, el comienzo de una crisis económica devastadora tras el campeonato ganado por Grecia en 2004 y las victorias de España 2008 y 2010 en medio de la desesperación de muchas familias, fueron durante algunos días protagonistas de esta explosión… países en situación difícil que olvidaron gracias al deporte la génesis de sus problemas.

Hay ocasiones sin embargo, en las que el fútbol no concede la oportunidad de redención para un pueblo; así lo vivió Argentina durante las Copas del mundo de 1998 y 2002, cuando el país no pasaba por la mejor de sus situaciones y hasta Maradona llamaba metafóricamente a las puertas de los argentinos, para avisarles de la batalla a la que se enfrentaban sus hombres en un anuncio de televisión.

La selección griega de Fernando Santos se acoge a partir de mañana al sueño, y rememora los momentos que le hicieron llegar a la cima. Saben que repetir es prácticamente una quimera digna de Heracles, una ilusión helena, en la que sus jugadores deberían realizar una hazaña de dimensiones olímpicas para repetir el milagro.

La Grecia campeona de Rehhagel en 2004, fue uno de los conjuntos más criticados. Jugando un fútbol en el que el marcaje al hombre era su seña de identidad y el balón largo se mostraba como el único recurso disponible, los griegos sorprendieron a España, Francia, R.Checa y Portugal, insistiendo una y otra vez sobre sus conservadoras virtudes.

Y es que ninguna de las poderosas selecciones citadas, supo contrarrestar con la calidad individual de sus futbolistas a un equipo que nunca se exigió explotar las armas que no tenía, pero ejecutó de forma brillante las pocas cosas en las que resaltaba. Otto Rehhagel jugó su partida de ajedrez anulando el virtuosismo del contrario; una contundente defensa donde formaban Kapsis y Dellas en el centro, con Giannanakopoulos o Katsouranis trabajando por bandas y buscando en Karagounis una gota de fantasía casi inexistente. En una partida tan férrea y antipática, encomendarse a Charisteas como ese peón que debía convertirse en reina, era la única salida para el aspirante Rehhagel…

Y es que Grecia, como su economía o el carácter de su gente, es un país de extremos. En pocos lugares la pasión futbolística y deportiva ha llegado a medirse con tanta graduación. El griego difícilmente se entrega al rival, no acepta la derrota sin buscar el imposible, la historia está llena de ejemplos; desde Spiridon Louis ganando el Maratón olímpico de 1896 hasta el oro de Paraskevi Patoulidou en los 100 vallas 96 años más tarde, aprovechando la caída en la última valla de su rival y favorita Gail Devers.

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La Grecia deportiva disfruta de esos momentos… en 1987 consiguen forzar la prórroga ante la Unión Soviética tras remontar 12 puntos en la final del Eurobasket, claro que entonces el "Charisteas" de marras se llamaba Nikos Gallis, uno de aquellos dioses deportivos con sangre helena.

Cuando Grecia comenzó su andadura en la Eurocopa 2004, el espíritu del equipo no quedaba tan lejano a la leyenda de Filípides que inspiró la prueba de maratón. Aquella historia roza los límites de la existencia vital, de la misma forma que la selección griega jugó al borde de un reglamento, que a pesar de las críticas y la incorrección moral de sus intenciones futbolísticas, le concedió una victoria absolutamente legítima.

Campeones o últimos

El fútbol griego comenzó a ser considerado internacionalmente a nivel de clubes al inicio de los años setenta. El Panathinaikos entrenado por Ferenc Puskas protagonizó la primera escaramuza helena en el viejo continente, llegando a la final de la Copa de Europa de 1971. Ese mismo año, Atenas organizó la final de la Recopa de Europa entre el Real Madrid y el Chelsea, hecho que Salónica repetiría dos años más tarde con otro duelo entre el Leeds y el Milán.

Pero si hubo un hombre que pasó a la historia del fútbol griego, ese fue sin duda Alketas Panagoulias, que se hizo cargo del equipo nacional en aquellos años, y con el que la selección ya dio muestras de mejoría en el grupo previo de la Eurocopa 1976 donde complicó a la vigente campeona, Alemania. En 1980 se clasifican para su primera fase final tras superar a la Unión Soviética en la carrera hacia el campeonato.

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La Grecia de Panagoulias no partía con el concepto de destrucción de juego tan interiorizado como sus sucesoras, pero era un equipo rudimentario que ante rivales más poderosos debía conformarse con defender y esperar. Así fue contra Holanda en el debut en la Eurocopa jugado en Nápoles. Grecia sorprendió y estuvo muy cerca de dar el campanazo gracias a un remate de Anthimos Kapsis, el mítico defensa del Panathinaikos y padre de Michalis. Los tulipanes sólo pudieron imponerse con un penalti a pocos minutos del final.

Una derrota en el segundo partido frente a la Checoslovaquia de Panenka en un Estadio olímpico de Roma semivacío, les condenó a enfrentarse a la RFA en su despedida sin jugarse nada. Empataron ante una Alemania a medio gas (ya estaban clasificados para la final) y no pudieron evitar la última posición en el torneo.

14 años más tarde volvieron a una fase final; fueron uno de los equipos europeos menos batalladores que se recuerdan en un mundial. Quedaron encuadrados en un grupo durísimo, donde se las vieron con Argentina, Bulgaria y Nigeria.

Pasaron a la historia por unas imágenes, las de un gol que dio la vuelta al mundo en las siguientes décadas… el último que Maradona consiguió en una Copa del mundo, un tanto de bellísima factura pero que contó con la pasividad de la defensa helena.

10 goles en contra y ninguno a favor, esta Grecia no sabía atacar pero defendía peor… última del campeonato con merecimiento.

Tras el afamado triunfo de 2004, los hombres de Rehaggel defendían su título en la Eurocopa de Austria y Suiza de 2008. Un equipo viciado en sus conceptos y demasiado maduro en su carnet de identidad, volvió a ser la Grecia que todos los aficionados presumían. Le tocó bailar con España, uno de los rivales de su Eurocopa triunfadora, pero esta vez las marcas al hombre y el músculo no pudieron hacer frente al colorido juego español.

Grecia estaba condenada desde el primer encuentro, donde pudo observarse que su recorrido en el campeonato sería muy corto. Nuevamente últimos.

Mañana vuelven a escena de la mano de Fernando Santos y con alguna que otra reminiscencia de aquella Grecia campeona de 2004. Las papeletas se mostrarían abiertas si consiguen batir a Polonia en el primer encuentro.

En el subconsciente del equipo y de un país que no pasa por su mejor momento, se esconde el poder de la mitología griega con sus héroes y dioses… un valor añadido para unos jugadores que buscarán volver a cambiar el destino de la leyenda a partir de mañana.

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