El 'Efecto Cholo' ya no convence
Los números del argentino no son excesivamente convincentes
Cuando existen situaciones críticas, o al menos negativas, se tiende al cambio, a modificar, a crear un ambiente nuevo con tal de mejorar. En el fútbol la situación es clara. Ante una dinámica negativa de resultados, en la que los objetivos comienzan a verse cada vez más lejos, la solución universal es la de destituir al técnico. Es más sencillo despedir a una persona que a gran parte de una plantilla, lo que coloca a la figura del entrenador como principal culpable de los resultados negativos, curiosamente, de los equipos.
El Atlético de Madrid, fiel a su rutina de las últimas temporadas en lo que a irregularidad se refiere, fue uno de los conjuntos que decidieron a mitad de temporada llevar a cabo un relevo en los banquillos con tal de retomar la senda del positivismo.
Diego Pablo Simeone llegaba el pasado 23 de Diciembre al Atlético de Madrid para convertirse en el nuevo técnico rojiblanco para relevar en el cargo a un decepcionante Gregorio Manzano. Su llegada impulsó a la afición en el aspecto ilusionante. El equipo parecía reaccionar tras su llegada, encadenando hasta siete encuentros consecutivos sin perder. El 'efecto Cholo' se había instaurado, el equipo aspiraba a Europa y todo eran risas a orillas del Manzanares.
Sin embargo, tras cumplir su encuentro 16º en la Liga BBVA, suma números muy similares al de su antecesor. Quizás le salve la positiva andadura europea en la que no han cedido ni un solo encuentro con seis victorias en seis encuentros y el equipo clasificado para las Semifinales de la UEFA Europa League. Ahora bien, si los colchoneros quieren estar presentes en competición continental la próxima temporada deberán asegurar el título europeo esta temporada, puesto que sus opciones de clasificación cada vez son menores.
Tras 16 encuentros disputados (justamente los que dirigió Manzano esta temporada en el club rojiblanco) los números del conocido 'efecto Cholo' dejan mucho que desear. Cuando se habla de 'efecto' debe tratarse de un estímulo capaz de solventar una situación adversa, lograr resultados muy diferenciados a lo vivido anteriormente.
Gregorio Manzano se marchó en la Jornada 16 tras cosechar dos derrotas consecutivas que se sumaban a una racha ya de por sí irregular que privaba a los atléticos de cualquier objetivo europeo. 5 Victorias, 4 Empates y 7 Derrotas fueron sus números. Negativos, sin duda, teniendo en cuenta que se trata de uno de los clubes más representativos del fútbol español. Sin embargo, su sucesor Diego Pablo Simeone, tras los mismos encuentros disputados suma números no muy diferentes con 6 Victorias, 5 Empates y 5 Derrotas. Es decir, en el mismo número de encuentros Manzano sumó 19 puntos, mientras que Simeone suma 23. Sí, son mejores, cuatro puntos más, pero tratándose de un técnico del que se habla y comenta que ha instaurado un nuevo ambiente, un nuevo carácter al equipo la diferencía debería ser algo más importante.
Tras la derrota del pasado miércoles en el derbi madrileño frente al eterno rival Real Madrid por 1-4 el equipo volvía a cosechar una derrota, la tercera en seis encuentros (Real Zaragoza, Levante y Real Madrid) y el entrenador comienza a plasmar que tal cambio, quizás, no haya sido el esperado.
Sí es cierto que el equipo ahora planta cara, no se viene abajo, pero en el fútbol mandan los resultados y no la imagen, por lo que las cosas deben mejorar a orillas del Manzanares si quieren lograr clasificación europea vía Liga BBVA. A día de hoy el Atlético de Madrid es noveno, a cuatro puntos de los puestos europeos.
Su llegada venía bajo el cartel de vuelta, de regreso de un jugador muy querido por la afición en su etapa como jugador que fue uno de los estandartes del histórico Doblete del Atlético de Madrid. Su carácter como futbolista en los terrenos de juego fue relacionado directamente a su cargo como técnico, lo que desató una corriente de locura entre la afición rojiblanca más que ilusionada por la vuelta de un ídolo.
La situación no ha cambiado demasiado en el Vicente Calderón ¿Puede seguir hablándose de 'efecto Cholo'?