82. Radek Bejbl, la fallida fiabilidad checa del Manzanares
El checo pasó con más pena que gloria por el Atlético de Madrid
Llegar a un equipo campeón de Liga y Copa y abandonarlo en Segunda División a los 5 años debe ser un palo duro de superar. El checo Radek Bejbl lo tuvo que hacer a mitad de los 90. Y es que el Atlético de Madrid 96/97 que defendía el título de Liga e iba “a por la Copa de Europa” en palabras de su presidente Jesús Gil presentó a uno de los futbolistas que había asombrado con la República Checa en la recientemente finalizada Eurocopa 1996, donde el conjunto checo fue finalista. “Somos los reyes de la ilusión, no nos hace falta alimentarla con fichajes de estrellas” continuó en su presentación el presidente Gil…
Y es que este checo nacido en 1972 en Nymburk, antigua Checoeslovaquia, nunca destacó allá donde fue. Creció futbolísticamente en el Slavia de Praga de Jirasek, Novotny, Jarolim, Poborsky y Smicer y llegó a un Atlético campeón del doblete. Fue la única “estrella” por decirlo de alguna manera que incorporó aquel equipo que tocó el cielo antes de estrellarse en el infierno. Y justo eso es lo que hizo el bueno de Bejbl. Mediocampista de corte defensivo, perra de presa del balón, luchaba hasta la extenuación por conseguir robarle la bola al rival. No se le pedía más al checo, puesto que lo de sacar el balón era tarea encomendada a otros futbolistas más técnicos y fantasiosos. Lo suyo fue todo trabajo y tesón pero fue del todo insuficiente para salvar al Atlético de Madrid de la quema definitiva que supuso el descenso a Segunda División de la temporada 99/00.
Con el cambio en la directiva rojiblanca que se vivió ese año, Bejbl pasó de tener una oferta de renovación por 3 años encima de la mesa a comunicársele que no se le renovaría el contrato. Duras palabras para un futbolista que había disputado 31 de los 38 partidos de aquella fatídica temporada defendiendo la camiseta rojiblanca. Sin embargo, él también se encargó de echar leña al fuego: “No estoy dispuesto a jugar en Segunda Divisón”. Así que como ni el Atlético quería renovarlo, ni él quería jugar en la categoría de plata del fútbol español, finalizó su estancia en la capital española en verano de 2000, 4 después de su llegada y 105 partidos y 2 goles como legado a orillas del Manzanares.
Con 27 años, lo que no sabía Bejbl es que el club colchonero había tocado fondo al igual que su carrera deportiva. Pasó a jugar al Lens para volver al Slavia de Praga en 2002. Una breve estancia en Austria antes de retirarse en el Slovan Liberec fueron sus últimos servicios al mundo del balompié. Desde luego, una carrera más bien discreta para uno de los futbolistas que, sin duda, supo estar en el momento adecuado en el lugar adecuado.
Para el recuerdo, su mítica frase en la presentación con el club colchonero: "El rojo y el blanco eran mis colores en Praga, esto me dara seguridad para defender el centro del campo en el Atlético de Madrid". Un mito sin duda, Radek Bejbl.
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