Hannover: Abdellaoue, goleador de cuatro dedos
Al delantero le falta un dedo en uno de sus pies

Fueron apenas cinco segundos, pero para los incondicionales fans de la serie ‘Lost’, una estatua en la misteriosa isla representaba una nueva vía para la investigación. Enciclopedias, libros de historia y horas delante del ordenador con una única finalidad, encontrar algún nexo que ayudara a desenmascarar el singular escenario. Una colosal estatua de la que apenas se conservaba un pie, calzado por una sandalia que mostraba claramente cuatro dedos, sólo cuatro dedos. Las pistas recordaban que ciertas deidades egipcias tenían esa peculiaridad en sus pies, que su localización podría deberse a una civilización antigua extremadamente evolucionada o que en una isla de la Atlántida soportó el hundimiento y aquello era un vestigio de sus ciudadanos. Deducciones improbables, libres y poco efectivas a tenor del fin de la serie, aunque una vez más, el fútbol intente demostrar su propia teoría.
En la Baja Sajonia alemana, en la ciudad de Hannover, también tienen su pie de cuatro dedos. Tiene origen marroquí, es el delantero referencia de la selección noruega y ha tenido que ir ganando la batalla desde lo más humilde de un fútbol semi-desconocido. Un pie que empezó a brillar en el modesto Skied escandinavo, que dio un paso al frente en el Varelenga para empezar a reclamar su espacio y que desde hace año y medio golea explotando su aceleración en el Hannover. Allí, la teoría del pie de cuatro dedos tiene un único protagonista y una única respuesta, Mohammed Abdellaoue.
El killer marroquí-noruego, necesitó una cirugía correctiva cuando apenas era un adolescente y jugaba en el equipo de su barriada en Oslo, el Hasle-Loren. Una operación rápida, efectiva y eficaz. Lograron estabilizar la sensibilidad, la carga de cada sector separando la superficie plantar y generar reflejos neuromusculares instantáneos que, a su vez, actuando sobre las acciones musculares periféricas para mantener el equilibrio. Carga del peso, impulsión de la marcha, corrección de los desniveles del piso, sensaciones táctiles, de presiones. Todo lo que hace al pie un órgano funcionalmente básico y que en el caso de ‘Moa’ no repercutió en su día a día pues ahora, es un goleador consumado pese a esa ligera merma solventada en su infancia.
Resulta curioso si tenemos en cuenta que es una malformación bien podría haber sido un problema para alguno de sus hermanos o haber tenido continuidad entre los familiares, algo que no ocurre en el caso de los Abdellaoue pese a su naturaleza hereditaria. Y es que pese a ser dos hermanos más (uno de ellos, por cierto, jugador del Copenhague, Mustafa), sólo el killer del Hannover tuvo que imponerse a la ausencia de quinto dedo.
Y lleva celebrándolo desde entonces con 103 goles ya anotados en su carrera y 26 de ellos en el Hannover en solo año y medio. El más importante, el que completaría su ‘quinto elemento’ quiere conseguirlo este jueves para seguir haciendo historia con un Hannover que se cuele en semifinales. Allí estaría entre los ‘cuatro’ mejores, un lugar que Moa conoce a la perfección.
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