Joaquín Caparrós, forjador de equipos de leyenda
Sus méritos, sin

Joaquín Jesús Caparrós Camino. Para los amigos, Joaquín Caparrós, para San Mamés Jokim, y para el fútbol, simplemente, Caparrós. Con más de 400 partidos dirigidos en Primera División, es uno de los 4 técnicos entre los entrenadores con más encuentros en la categoría que jamás ganó ningún título oficial (junto con José María Maguregui, Manuel Díaz Novoa y Luís Cid Carriega). Eso le puede convertir en "uno más", pero lo cierto es que el utrerano (13 de octubre de 1955), es por otros intangibles, el mejor entrenador del fútbol español. Así se le podría considerar.
San José Obrero, Campillo, Gimnástico Alcázar, Conquense, Manzanares, Moralo… equipos que no dicen anda al gran público, pero que fue donde Caparrós "rompió" mano durante 15 años. Campos de tierra, barro, agua fría… Así se forja un carácter, una sabiduría, un saber hacer. En el 96 es llamado por el Decano. En Huelva, al frente del Recreativo, acabó con casi una década en Segunda B, y lo afianzó en la categoría de plata del fútbol español. Con 44 años, parecía que estaba ya para empresas mayores.
Fue llamado por Fernando Roig en 1999 para llevar al Villarreal de nuevo a Primera. Es el único lunar en su carrera. Fracasó con estrépito en un lugar en el que su discurso, su filosofía, hubiera calado en cualquier otro momento. La suerte le fue esquiva aquella. Aunque la plantilla junto al gran José Manuel Llaneza no era ni mucho menos mala. Los amarillos, entonces de ese color y pantalón azul, ascendieron.
Joaquín Caparrós, no obstante, ya tenía un nombre, un prestigio, un caché. Su equipo de toda la vida el Sevilla Fútbol Club. Sevillano, sevillista. ¿Un sueño? El banquillo del Sánchez Pizjuán. Con un club hispalense a la deriva, remontando el vuelo con el casi olvidado Roberto Alés, llega a Nervión en el verano de 2000. Consiguió el ascenso a Primera con holgura, proclamándose campeón. Notario, David, Prieto, Casquero, Tevenet… Ese año hace debutar a Antoñito, Arteaga y un tal José Antonio Reyes, con apenas 17 años.
En ese momento empieza a convertirse en el forjador de equipos y jugadores más importante del fútbol español. Jugadores salidos de la nada que acaban siendo internacionales y protagonizan traspasos multimillonarios. Ese empieza a ser su sello. En sus 5 años en el Sevilla arma un equipo espectacular, siendo la envidia de la España futbolística. Al año siguiente debuta Jose Mari, en la 2002/2003 se ficha del Bahía brasileño a un lateral desconocido, Dani Alves, en 2003/2004 se contrata a un medio centro, Julio Baptista, que reconvierte a goleador, hace debutar a Sergio Ramos, Jesús Navas, Antonio Puerta… En su última campaña, hace otro "milagro" con Renato, y firma en enero con Adriano Correia. Deja una plantilla que reportará al club que desde 2002 preside José María del Nido casi 100 millones de euros, internacionales, campeones de Europa, del mundo… Juande Ramos hizo un gran trabajo justo al año siguiente, pero el poso y el peso de aquella plantilla es obra de Joaquín Caparrós, con la inestimable colaboración de Monchi desde los despachos, sin duda.
Tiene ofertas ese verano, entre ellas una del Valencia, pero se decanta por el Deportivo de la Coruña. Lejos del nivel económico que terminó condenando a los gallegos al descenso, hace dos temporadas más que dignas y se clasifica dos veces para disputar las semifinales de Copa del Rey. Con un equipo bajo mínimos, sin calidad, más, por menos, era francamente difícil. Tras dos años en Riazor, iba a llegar su culminación como entrenador, como formador.
En 2007, el Athletic de Bilbao anda de elecciones. Gana Fernando García Macua, y su elección para el banquillo es clara: Joaquín Caparrós. Los leones han firmado el peor año en primera de la historia, jugando con el descenso que se evita ganando al Levante en la última jornada. Se había sufrido mucho en San Mamés. Equipo joven, gente de casa, y mucho trabajo por hacer. Se trae de Sevilla a Aitor Ocio para que sea su extensión y le ayude con los jóvenes. Forma a chavales como Fernando Amorebieta, Javi Martínez, Markel Susaeta o Fernando Llorente, que hoy en día son pilares del Athletic, pero que en 2007 andaban perdidos, sin rumbo. Ficha a Toquero, a quien le ve lo que nadie le ha visto, lleva a la primera plantilla en 2009 a Iker Muniaín, Ander Iturraspe (que ya había jugado algún encuentro el curso anterior), ficha a Óscar de Marcos del Alavés… La lista es amplia. Y rica.
Por alto hemos pasado la final de Copa de 2009 en Mestalla ante el Barcelona. Caparrós plantea un partido de semifinal en San Mamés ante "su" Sevilla y los deja KO, cuando eran los grandes favoritos. 40.000 seguidores del Athletic viajan hasta la capital del Turia y ven una final de su equipo 25 años después de la última.
Todos admiramos ahora el trabajo de Marcelo Bielsa. La temporada de los leones es encomiable. Pero la plantilla, a excepción del fichado Ander Herrera, es de Caparrós. Y el fichaje de Ander Herrera se cerró todavía con Caparrós en el banquillo. Su juego no gustaba en La Catedral, se aburrían. Pero el trabajo sucio, como un lustro antes en Sevilla, estaba hecho y llevaba su firma.
Ha forjado dos equipos en diez años que son admirados y temidos. Gran parte de la selección española, aquella que no salió de La Masía, está amasada por Caparrós. Ningún título, más de 400 partidos en Primera. ¿Es buen entrenador? Si no tenemos en cuenta algunos factores, no es bueno… Es el mejor.