La confirmación de Ben Arfa

El delantero del Newcastle ha encontrado la estabilidad

Con 25 años recién cumplidos y dejando atrás aquel cartel de joven promesa que se le colgó antes de sus lesiones, ha conseguido encontrar el equilibrio entre madurez y talento que le está permitiendo hacerse con un hueco entre los principales nombres de la temporada en la Premier League.

Hatem Ben Arfa ha vencido a su peculiar carácter para poner al servicio del Newcastle la mejor versión de sus principales cualidades: técnica y desborde. Aunque no se trata de un futbolista nacido para el gol, los que logra anotar no suelen pasar desapercibidos. Al igual que sus centros al área, pases en profundidad o su excelente capacidad para incorporarse por banda. No son pocas las virtudes de un futbolista que por un lado es complicado de marcar en el cuerpo a cuerpo y por otro desmorona el rigor ofensivo del rival con su velocidad. Es por este motivo que además de jugar de interior pueda actuar como extremo cuando sea necesario sin que su labor sea cuestionada.

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La carrera de este francés con ascendencia tunecina se inicia en las categorías inferiores del Olympique de Lyon. Con apenas 18 años llegó al primer equipo en la temporada 2004-2005. Su precoz puesta de largo no consiguió amedrentarle sino que sirvió para motivarle y para comenzar a construir un palmarés formado por cuatro títulos de Ligue 1, una Copa y Supercopa de Francia. Con tal currículum no tardaron en rifárselo otros clubes.

Sería en la temporada 2008-2009 cuando el Olympique de Marseille se haría con sus servicios por doce millones de euros. Una cantidad que muchos consideraron excesiva para un futbolista de 21 años pero que fue compensada durante su estancia en el club. Tras deleitar con sus dos mejores años en Marsella, con tres nuevos títulos que sumar a su historial (Copa de la Liga, Ligue 1, Supercopa de Francia) y habiendo jugado menos de los esperado se oficializó su traspaso al Newcastle, debido a sus diferencias con Didier Deschamps, por la mitad del precio de su compra. Una cifra que, viendo lo que es capaz de hacer, se aleja del valor real del jugador.

Es posible que lo que diferencie a Hatem del resto de futbolistas no sean sus aptitudes con el balón sino una personalidad horneada a fuego lento desde su niñez y que en más de una ocasión le ha enfrentado a sus entrenadores. “Mi padre nunca me dijo que me amaba”, explicó Ben Arfa para una entrevista para L’Equipe. Este odio interno lo trasladaba a lo que más quería en su vida: el fútbol. Rompía con todo, importándole poco que su terrible carácter le relegara al banquillo innumerables veces. Salvo Raymon Domenech, al que considera el único técnico que ha sabido comprenderle, el resto ha tenido problemas para sobrellevar su forma de ser.

Con el paso de los años ha aprendido que debe canalizar la falta de cariño familiar acusada durante su infancia en mejorar como futbolista y ser más respetuoso como profesional. “No se atrevían a hablar conmigo. Fue a causa de mi actitud. Cuando me he dado cuenta lo he cambiado. Yo ahora trabajo mucho esta parte de mi personalidad porque estoy obligado a ello”, añade el mediapunta. En el Newcastle respeta a Alan Pardew porque sabe que actuar contra él lo borrará del once inicial y esto no le beneficia si lo que anhela es jugar. Como recompensa ha recibido la confianza que anhelaba y la presencia en los esquemas tácticos del técnico.

Aunque la situación familiar ha condicionado su evolución, no ha sido la única piedra con la que se ha topado en el camino. Uno de los mayores contratiempos en su carrera se produjo en su primer año en la Premier, concretamente en octubre de 2010. Se había convertido en el centro de todas las miradas a su llegada al equipo inglés. Deseaba agradar a su nueva afición pero Nigel de Jong, en un partido entre Newcastle y Manchester City, le realizó una durísima entrada que le provocó una doble fractura en su pierna. Decía adiós a su primera temporada con las Urracas a la vez que caía en depresión al ver cómo podría estar ante el final de su carrera. Tardaría casi once meses en volver a la competición sin olvidar el calvario sufrido durante ese tiempo. Pudo perder su pierna a causa de una infección consecuencia de su primera operación. Los médicos le aseguraron que habrían tenido que amputársela si la segunda intervención no se hubiera hecho con la rapidez que se ejecutó. Sin embargo, pudo hacer frente a todas estas dificultades gracias al apoyo que recibió tanto de sus propios compañeros como por el cariño recibido de sus amigos cuando se trasladó a Clairefontaine para llevar a cabo su rehabilitación en el centro de formación de la Federación Francesa de Fútbol.

Su historia tuvo un final feliz. Aunque tardó alrededor de tres meses en volver a anotar un gol tras su vuelta, ha conseguido dejar atrás sus fantasmas del pasado y recuperar su capacidad goleadora. Su objetivo para este 2012 es viajar a la Eurocopa con la selección francesa, renunció a enfundarse la camiseta de Túnez a favor de la blue, y convertirse en una de las piezas imprescindibles para hacer olvidar el estrepitoso fracaso francés en el Mundial de Sudáfrica. Con el Newcastle está demostrando que cumple con ese perfil de jugador que cuando participa decide los partidos. No duda en defender si las exigencias del guión lo requieren pero es cuando se vuelca en el ataque cuando se transforma en elemento diferenciador. Demba Ba y Cissé son los que más se benefician de sus centros y asistencias de gol. Cabalga por la banda apartando a sus rivales con velocidad y regateando sin perder el control para que su equipo gane presencia y genere peligro. Su ritmo de trabajo aún debe estabilizarse para que su genialidad no se reduzca a intermitentes destellos sino a una luz constante que sirva para iluminar al resto y lo convierta en el referente de unas urracas que vuelan hacia Europa.

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