Campeones sin final
Muchos jugadores se perdieron la final del torneo en el que triunfaron.

Jugar una final es lo máximo para un futbolista. Formar parte de los once elegidos que permanecerán inscritos para siempre en los libros de historia, es un orgullo para los afortunados. Por encima de victorias o derrotas, una final no puede compararse con cualquier otro encuentro.
En futbolprimera.es nos hemos propuesto recordar a algunos futbolistas que se perdieron este partido en alguna competición importante. Las razones de sus ausencias las conocerán si siguen leyendo...
Claudio Caniggia, Final de la Copa del mundo de 1990
La de Italia 90 fue una final de manual, igualada y con estilos muy conservadores.
Por un lado Argentina, el líder que venía de no hacerlo muy bien en el campeonato, pero que contaba con la dosis de fortuna y oficio que puede hacer un equipo triunfador, y por el otro lado del cuadro, Alemania; perro viejo en batallas mundialistas y embajador del mejor juego visto en Italia 90.
Una final condenada al cero a cero y decidida por un par de sibilinas decisiones del colegiado, eso si, beneficiando a la selección que lo merecía, bajo el criterio de juego y actitud mostrados a lo largo del torneo.
Argentina tuvo pocos momentos de magia durante el mundial. El gol de Caniggia a los brasileños fue el más grande. El delantero recibió el balón tras un gambeteo majestuoso de Maradona, se zafó del arquero con un sutil movimiento y la portería ya le esperaba para cantar el primer y único gol de la tarde.
En la semifinal, el equipo sudamericano silenció un país, a todos menos a los "tifosi" más enconados del Napoli; aquellos que gritaban a favor de Diego cuando Italia lloraba su eliminación en penaltis.
La albiceleste sin embargo, tenía una razón para no festejar. Claudio Caniggia, el fenómeno que tumbó a Brasil, no estaría con ellos en la misión de volver a derrotar a los alemanes en la final. Una tarjeta que privó a Argentina de su mejor aval en ataque. Con un Maradona muy mermado físicamente, batir a los de Beckenbauer iba a convertirse en algo muy complicado.
Michael Ballack, Final de la Copa del mundo de 2002
¿Quién sería capaz de derrotar a aquellos coreanos? ni la poderosa Italia ni la eterna favorita España pudieron con ellos. Solo un conjunto bien armado y con suficiente potencial mental como para no dejarse intimidar por el "batallón" oriental, podría frenar a Corea del Sur. Michael Ballack, el centrocampista del Bayer Leverkusen (hasta ese verano), se convirtió en el futbolista de referencia de aquella Alemania.
Era la selección que sacaba más rentabilidad a sus goles. Porque si bien es cierto que marcó ocho goles a Arabia Saudí en el primer partido del mundial, también lo es que llegó a la final ganando todos sus cruces desde octavos por el resultado de 1-0; solo superada en este aspecto por España en 2010 (que también ganó la final por tan escasa renta).
Alemania fundamentó su éxito en una extraordinaria defensa y la gran labor de Khan bajo palos. La ausencia de Ballack en la final frente a Brasil, mermó de forma considerable el potencial del equipo. Alemania sin él, era “alemania” en minúscula.
David Villa, Final de la Eurocopa de 2008
El asturiano ha sido un futbolista con mala suerte en momentos puntuales de su carrera. Todavía no sabemos si podrá estar en la Eurocopa de este verano, cuando todavía resuenan los ecos de su desorbitada actuación en la primera fase del campeonato de hace cuatro años. Villa se perdió la final, no fue una tarjeta sino una inoportuna lesión la causante del suceso. Villa era el gol de España; comenzó impresionando ante Rusia con un hat trick, siendo uno de los motores del espíritu de aquella España de Luís Aragonés. Para ganar hay que creer, aparte de poseer talento. David creía en el éxito, y lo del talento es indiscutible.
Fue la final de Torres, pero la Eurocopa de Villa. La baja del de Tuilla en el encuentro decisivo mermó el potencial de España, que tuvo que inventarse un nuevo esquema, pero el título amortiguó su ausencia…
Laurent Blanc, Final de la Copa del mundo de 1998
El beso de Blanc a la cabeza de Fabien Barthez fue la imagen con la que se iniciaron todos los partidos de Francia en el mundial de 1998 excepto la final.
Laurent Blanc fue parte de la efectiva línea de cuatro que dio la gloria al equipo de Jacquet. Junto a Lizarazu, Desailly y Thuram, los "blue" construyeron la base de su victoria.
La copa no fue solo de Zidane, como señalan la mayoría de los libros de historia. Francia tuvo tres momentos críticos antes de jugar la final de Saint Denis. Uno fue el partido de semifinales; en aquella ocasión Thuram abandonó su rol defensivo para golear al más puro estilo Platiní. El segundo se había producido en la tanda de penaltis ante Italia en cuartos de final, y el primero y a su vez el más agónico, fue en octavos de final. La Paraguay de Gamarra y Chilavert estuvo muy cerca de provocar el descalabro galo. Blanc acudió al rescate con habilidad, rematando una bonita combinación en el área paraguaya.
En la final de París no hubo beso a Barthez (fue expulsado ante Croacia, en semifinales), pero si que hubo fiesta... y trofeo.
Otros ausentes significativos en encuentros decisivos fueron:
Guillermo Amor (Final de la Copa de Europa de 1992 con el Barcelona)
Amedeo Carboni (Final de La Liga de campeones 2000 con el Valencia)
Novotny y Ze Roberto (Final de la Liga de Campeones 2002 con el Bayer Leverkusen)
Maceda y Gordillo (Final de la Eurocopa 1984 con España)
Andreas Moller (Final de la Eurocopa 1996 con Alemania)
Son solo una muestra de los muchos casos que han existido a lo largo de la historia. Podéis citar más nombres que conozcáis para incorporarlos a la lista.
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