87. Tab Ramos, un yankee en España
Militó en el Figueres y en el Betis

En la década de los 90 unos inadaptados se creyeron capaces de cambiar las aficiones de un país. Y lo consiguieron. En aquel momento Estados Unidos vivía entregada por y para sus deportes predilectos: el baloncesto, el fútbol americano, el béisbol y el hockey. El soccer -así conocen al fútbol en USA- no era más que un deporte marginal y, por extensión, también quienes los practicaban. Sin embargo, un pelirrojo barbudo, Alexi Lalas; un hortera con ascendencia italiana, Tony Meola, y un emigrante uruguayo, Tab Ramos soñaron con hacer algo importante para Estados Unidos en el mundo del fútbol. El primer logro -en el que no participó Lalas- fue clasificarse para el Mundial de 1990 con lo que se inició el despertar del fútbol estadounidense.
Esa generación de futbolistas yankees, una de las más freakys que se han podido ver en un Mundial, sentó las bases desde las que Estados Unidos ha construido el proyecto que ahora les ha convertido en la mayor potencia del norte de América y que le ha permitido plantar cara a Inglaterra, España o Brasil, entre otros. La realidad actual no era más que un sueño para esa selección de Estados Unidos que disputó los Mundiales de 1990 y el de 1994. Entre ellos, se encontraba el ya mencionado Tab Ramos, quien saltó a la fama por recibir un violento codazo durante un USA-Brasil que le provocó la cartulina roja al brasileño y una nariz rota para el estadounidense.
Ese fue el punto culminante de la carrera de Tabaré Ramos Ricciardi (Tab Ramos), aunque el balón empezó a rodar para él mucho antes, en concreto cuando cumplió once años y emigró junto a sus padres a Nueva Jersey. Nacido en Uruguay, y formándose en un club de Montevideo, Tab Ramos se mudó desde muy joven a Estados Unidos, un país del que pronto descubriría que no compartía el mismo amor que él por el fútbol. Sin embargo, no dejó de patear el balón y se inscribió en el equipo de soccer de su High School. A los 22 años ya era internacional absoluto con Estados Unidos, participando en los Juegos Olímpicos de 1988 y el Mundial de 1990.
Su buen trabajo en la Copa del Mundo de Italia, Tab Ramos logró el billete para el fútbol europeo y junto a su compañero de selección Peter Vermes fichó por el Figueres, de la Segunda División de España. Allí jugó durante dos temporadas y en 1992 llegó al Real Betis Balompie. Allí se convirtió en un ídolo, pese a que sus números fueron más bien discretos. La afición bética se enamoró de este centrocampista internacional absoluto con Estados Unidos. Sin embargo, se quedó sin poder debutar en Primera División puesto que el año en el que el Betis logró el ascenso, el jugador pasó largo tiempo en el dique seco por el famoso codazo de Leonardo. Su único recuerdo de su paso por la máxima categoría del fútbol español fue aparecer en el cromo de aquella temporada.
Tras salir del Betis continuó haciendo historia y, previo paso por el Tigres de México, se convirtió en el primer jugador en fichar por un equipo de la Major League Soccer, al incorporarse al MetroStars de Nueva York. En 2002 decidió colgar las botas y poner fin a una importantísima carrera para el fútbol estadounidense, que fue reconocida en 2005 con su entrada en el Hall of Fame del soccer. En la actualidad continúa trabajando en beneficio del fútbol de Estados Unidos. Tiene un centro deportivo en Nueva Jersey, una Fundación destinada a la formación de niños y organiza un campamento con su nombre para promocionar el soccer entre la juventud yankee.
El rostro de Tab Ramos, el mismo que rompió Leonardo durante el Mundial de 1994, es uno de los más reconocidos de Estados Unidos. Sin él el fútbol estadounidense no sería lo mismo. Sin él y sin su generación de deportistas marginales que un día soñaron con que Estados Unidos disfrutara con el soccer y lo lograron.