Eusebio, un 10 de leyenda
El mozambiqueño ha sido uno de los mejores jugadores de la historia
Eusebio da Silva Pereira ha fallecido a los 71 años de edad tras sufrir una parada cardiorrespitaria. Siempre será recordado como uno de los mejores jugadores de la historia y en Fútbol Primera.es le brindamos este homenaje.
De todos sobrenombres que recibió Eusebio da Silva Pereira, el que verdaderamente hacía honor a sus cualidades fue el de Pantera Negra. Era fuerte, ágil, veloz y potente en carrera. Sus remates eran zarpazos para los rivales y fueron indispensables para ser considerado el mejor futbolista portugués de todos los tiempos, con el permiso de Figo y Cristiano Ronaldo. Nació en Mozambique cuando todavía el país africano era una colonia. Tras ser rechazado por el Sao Paulo fichó por el Benfica, aunque también el pretendía el Sporting de Lisboa.
El artífice de su contratación fue el entrenador brasileño Otto Gloria. Aunque abandonó el equipo en 1959, le dio tiempo a fichar a futbolistas de toda Portugal, incluidas las colonias de Angola o Mozambique con jugadores de la talla del propio Eusebio o Coluna. El técnico supo poner su grano de arena para inyectar una nueva mentalidad que iba desde una estructura organizativa moderna a la profesionalización de los jugadores. Hasta su llegada, el club solo se nutría de jugadores de Lisboa y su entorno. Por si fuera poco, cuando aterrizó en el país luso llevaba en su maleta el 4-4-2 que tantos éxitos internacionales estaba dando al fútbol brasileño. Lo implantó en el Benfica y se propagó de inmediato al resto del país.
A Eusebio el reconocimiento internacional llegó muy pronto, a los veinte años, en la final de la Copa de Europa. Era la segunda que ganó el Benfica y la Pantera Negra tuvo un papel memorable llegando a ensombrecer a Di Stéfano y Puskas, a pesar del hat trick de éste. Anotó dos goles, que junto a los tres de los partidos anteriores se convirtieron en decisivos. Aunque el máximo goleador de los lisboetas fue el veterano Aguas que logró seis dianas. La final pasaría a la historia como una de las más bonitas que se recuerdan. Se disputó en Amsterdam y tanto españoles como portugueses pusieron de su parte para que se produjese el recital. El Real Madrid comenzó mordiendo con dos goles de Puskas, pero Aguas y Cavem empataron en jugadas de simular nivel a las realizadas por el húngaro. Éste no había dicho su última palabra y volvió a adelantar a su equipo con un imparable tiro antes del descanso.
La veteranía condicionó a los madrileños pasándoles factura en la segunda mitad, cediendo claramente ante la juventud de los lusos que dieron la vuelta al marcador de manera espectacular. Un gol de Coluna y dos de Eusebio, uno de ellos de penalti donde era especialista, convirtieron a la delantera del Benfica – José Augusto, Eusebio, Aguas, Coluna y Simoes – en imparable. Este choque marcó un antes y un después en el Real Madrid al provocar el primer encontronazo reconocido entre el club y Di Stéfano, ya que éste discrepaba abiertamente con Miguel Muñoz. Santiago Bernabéu apoyó al técnico y le dio vía libre para renovar el equipo. Los días del viejo y legendario Real Madrid estaban contados.
El Benfica, por su parte, alcanzaría su tercera final consecutiva en la temporada 1962-63. El Milan le privó del título y se inició un periodo de tres años de absoluto dominio milanés entre Inter y AC Milan. La final sería un querer y no poder de los lusos mientras los italianos resolvieron el marcador al final de la primera parte con un gol de Jair. Dado el cuestionado planteamiento de los ganadores, la revista France Football otorgó el Balón de Oro a un jugador del equipo perdedor, Eusebio, que era la sensación del momento. De hecho, los principales clubes del calcio se lo rifaron y ofrecieron por él sustanciosas ofertas. El club lisboeta no tuvo más remedio que aumentar su remuneración, pero no llegaba a igualar las cifras que barajaban los pretendientes. Para que no se marchara tuvo que intervenir el Gobierno luso. El calcio no abandonó su empeño pero justo cuando Eusebio preparaba su marcha se prohibió en Italia la contratación de extranjeros. Así su carrera ( desde los diecinueve años hasta los treinta y tres) transcurrió en el Benfica, a la entrada de cuyo estadio se erige su estatua.
Años después, en la temporada 1967-68, fue inevitable que la final de la Copa de Europa en Wembley rememorara la semifinal del Mundial del 66 entre Inglaterra y Portugal. Esa cita mundialista sería la única que el gran Eusebio disputase. En ella se proclamó máximo goleador. A Brasil la derribó con dos goles y a Corea del Norte, en cuartos de final, le marcó cuatro seguidos cuando Portugal perdía 3-0. Con tales registros no era de extrañar que fuera uno de los centros de todas las miradas en la final europea. La prensa insistía en el duelo entre Bobby Charlton y Eusebio, quizás los dos mejores jugadores del continente en aquel momento, con el permiso de George Best que se llevaría el Balón de Oro. El título se le escapó al mozambiqueño en los minutos finales con un disparo a bocajarro que atrapó Stepney. El portugués, lejos de lamentarse, aplaudió al portero británico. Eran otros tiempos y el reconocimiento entre futbolistas estaba por encima del orgullo propio.
El partido se decidió en los nueve primeros minutos de la prórroga con tres goles ingleses: jugada individual de Best, doble remate de cabeza de Kidd y Charlton desde dentro del área. Así se cumplía la predicción de Matt Busby tras la tragedia de Munich: "Necesitaré diez años para construir un equipo como éste". Eusebio no ganó aquella Copa pero su leyenda aumentó gracias a su cercanía y saber estar. Sus cifras como artillero no tuvieron rival en la Europa de los setenta, época en la que ya empezaban a escasear los goles. Solo en la liga portuguesa anotó 773 tantos, con una media de más de uno por partido. Registros que hacen historia junto a sus genialidades. A sus setenta años y con una salud delicada, la Pantera Negra sigue siendo un referente. Sus compatriotas no le olvidan y él no puede abandonar el club con el que ganó once ligas y dos Copas de Europa. Más allá de ser el embajador del Benfica y la selección portuguesa, Eusebio y sus goles son la historia viva del fútbol mundial.