Jaburú, el fichaje olvidado del Celta de Vigo

Los vigueses pagaron un millón de pesetas por él y jamás llegó a debutar

Por Rubén González

Jorge de Souza Matos. Jaburú. Estrella del Porto recién campeón de liga y copa, corría el verano de 1958 cuando el Real Club Celta, creyendo en él la figura de delantero prestigioso, con unas cualidades tremendas, se decidió a hacerse con sus servicios. Millón y medio de pesetas, unieron al Celta de Vigo y el futbolista brasileño, un jugador que llegó lesionado y no llegó a debutar con la camiseta celeste.

Todo comenzó en verano. El verano de 1958. Agosto. Pasarín, técnico del conjunto vigués se mostraba interesado por la incorporación de un nuevo jugador de carácter ofensivo, un delantero, el club manejó el nombre de Jaburú durante un mes. El 25 de Septiembre de 1958 llega a la ciudad de Vigo, donde de inmediato firmó el contrato que lo uniría con el club vigués. Afamado seguidor de la noche, aquejado en las últimas fechas de dolores en su espalda, el club portugués vio la oportunidad perfecta para deshacerse del jugador brasileño.

En Octubre, ya con la liga oficiada y un Celta de Vigo bastante pobre en lo futbolístico, y luego de un gran esfuerzo económico realizado, el club celeste anuncia la incorporación de Jaburú de cara a las próximas tres temporadas. El primer jugador de raza negra que contrataba el Real Club Celta de Vigo.

Un chicarrón negro, alto, desgarbado, con cara de Antonio Machín, pero joven” [Diario local “Pueblo Gallego]

El día 9 de Octubre realizará su primer entrenamiento como jugador celtiña, con Pasarín como director técnico del conjunto, la prensa no vio en el jugador la promesa ensalzada a su llegada.

Ni antes, ni después durante el partido, mostró cualidades de fenómeno” [Diario local “Pueblo Gallego]

En aquel momento comenzó el “caso Jaburú”. Aquejando dolores en la espalda, ni siquiera llegó a finalizar su primer entrenamiento como jugador celeste. Días más tarde, el secretario del club acompañó al joven jugador a la ciudad de Santiago de Compostela con el fin de realizar una revisión médica. Bronquitis, afección reumática, etc. El parte de los médicos no era claro, pero el club intentó tapar la posible lesión reumática.

Las jornadas llegaban, y el debut del del jugador de Madureira no. En Vigo, la afición dudando entre reírse o llorar por el nefasto arreglo que supuso una contratación de tanto dinero para un club en una situación económica tan pobre.

No quería fichar por el Celta pero el Oporto me presionó; yo vivía tranquilo allá / El dolor me había comenzado a finales de la pasada liga / El médico compostelano recomendó que me operase” [Jaburú en una entrevista al “Pueblo Gallego”; 14/X/58]

Desde el momento posterior a tales declaraciones, el club vigués intentó por todas las vías culpar al Porto de una negligencia a la hora de desinformar de la situación que presentaba el jugador cuando el Real Club Celta fue a la búsqueda de sus servicios. El 21 de Noviembre, el club celtiña presenta una denuncia del caso frente a la federación nacional, presentando como aval unas pruebas médicas y la declaración notarial del jugador en la cual reconoce su estado físico al llegar a Vigo.

El jugador, en un intento por seguir con la fiesta, hace entrega a la prensa de un informe elaborado por Elías Puga, médico vigués, quien lo designaba como útil para el trabajo habitual, a la par que afirmaba que el acta notarial había sido un mero engaño.

La crisis económica en la entidad celtiña obligó al cese del presidente, y constitución de una nueva comisión gestora. El 10 de Diciembre, Jaburú regresa a entrenar con el grupo, sin llegar a lograr ser convocado para el encuentro que esa jornada debía disputar el conjunto gallego. A la semana siguiente, la mutua de futbolistas desdijo la palabra de Jaburú, quien seguía aquejándose de los dolores en su espalda, afirmando que no padecía ninguna enfermedad.

Enero llegó, la situación continuó por su camino. Mientras en lo deportivo, el grupo no conseguía arrancar con Pasarín, la llegada de Luis Miró al banco celeste, no llegará a mejorar los resultados. Entre tantas, la comisión gestora, con Antonio Crusat a la cabeza, decidió abrirle un expediente por incumplimiento de contrato, a la par que le prohibió al jugador brasileño asistir a los entrenamientos o cualquier otra instancia referente a la entidad. La federación gallega apoya al club celeste, inhabilita a Jaburú para la práctica deportiva. Decisión recurrida por el jugador frente a la Federación Española semanas después, 20 de Febrero.

Jaburú con el OportoMediado el mes de Abril, la Federación Española decidirá liberar a Jaburú de su contrato con el club celtiña. Con la carta de libertad en su posesión, Jaburú proseguirá su intento de llegar a un acuerdo con la entidad celeste.

El último gran coletazo de la historia, se vivirá en la ciudad de la torre de Hércules, eterna rival de la ciudad viguesa. 28 de Mayo. Riazor. Jaburú será parte de un encuentro homenaje al futbolista deportivo Tomás, luciendo la camiseta blanquiazul y alzándose como estrella de la noche.

El Celta, todavía esperanzado en el delantero suramericano, luego de tal manifestación futbolístico procuró por vez última hacerse con los servicios de Jaburú. Inútilmente, puesto que el brasileño seguía exigiendo demasiado dinero. Semanas después, saltó la noticia, 80 mil pesetas para los celestes y Jaburú camino del Leixoes portugués.

Abril había llegado y con él, la década más negra del Real Club Celta de Vigo. Con el descenso matemáticamente adjudicado, y un gran déficit económico, el Celta daba paso a lo que serían diez campañas seguidas en la segunda división española.

Pocos jugadores pudieron llegar a afirmar en vida lo que Jaburú pudo hacer. Poseer una peña propia en un club del que no que llegó a lucir su camiseta ni siquiera un minuto sobre los terrenos de juego.

Cuenta la leyenda, que durante su estancia en Vigo, se aficionó a frecuentar el puerto, la ribera, en Bouzas, donde deleitaba a los presentes con espectáculos balompédicos.

Quien sabe si patada del destino, sus últimos días los invirtió trabajando como limpiabotas a las puertas del majestuoso estadio Maracaná de Río de Janeiro. Lugar de su fallecimiento al final de la década de los 80, en la más míseras de las miserias. Un millón de pesetas menos en las arcas de la entidad viguesa, una historia imborrable en la memoria del colectivo celtiña.

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