Real Madrid: aquellos viajes al este
La historia está llena de precedentes del Real Madrid ante equipos de Moscú
La historia del Real Madrid está llena de precedentes ante conjuntos de la "Unión Soviética". La leyenda del "gato de Odessa", reencarnado en la figura de Pedro Jaro en 1991, o la visita a tierras georgianas poco después del intento de golpe de estado español en 1981, son parte de los episodios europeos del Real Madrid.
Ante el Spartak, en Tbilisi
En marzo de 1981, el Real Madrid quedó emparejado por primera vez en su historia con un equipo de Moscú, pero el partido de ida no se disputó en la capital de la Unión Soviética. Los dos conjuntos tuvieron que viajar nada menos que a Tbilisi, la ciudad más importante de la república georgiana.
Precisamente ese año, el Dinamo Tbilisi se proclamaría campeón de la Recopa de Europa, un hito que todavía es el punto culminante de su trayectoria.
Al Madrid lo entrenaba Vujadín Boskov, y tenía en la Copa de Europa 1980-81, la tabla de salvación a su inestable temporada; en el momento de disputar el encuentro de ida, se encontraba sexto en el campeonato nacional de liga.
El equipo madridista aterrizó en la capital georgiana tras hacer escala en Atenas. Fue justo al llegar cuando la expedición tuvo constancia de la noticia que consternaba al fútbol español. Quini, futbolista del Barcelona, había sido secuestrado. La conmoción vivida fue muy grande, ya que al suceso, se sumaba el hecho de que hacía pocos días se había vivido el 23 F; situación que produjo que muchos aficionados que tenían decidido viajar con el equipo, decidieran finalmente no desplazarse hasta Georgia.
Al llegar a la Unión Soviética, hubo un problema con el pasaporte de Stielike. Su condición de alemán alarmó a las autoridades locales, aunque la única consecuencia fue el retraso en la salida del aeropuerto.
Al Madrid no le faltó de nada en Tbilisi. Habían llevado tortilla cocinada desde España, jamón y queso, ya que la expedición no se fiaba de las condiciones que se encontrarían en el viaje.
Lo cierto es que Tbilisi se volcó con el Real Madrid. Existía la creencia en el Cáucaso, que los vascos provenían de esta zona. Este detalle creó simpatías entre los habitantes de la ciudad hacia el Real Madrid; eso y el hecho de que los equipos de Moscú no eran mirados con buenos ojos.
Obtener informes de los rivales del este en aquella época era realmente complicado. La censura y la oscuridad rodeaba a los clubes de la Unión Soviética.
El Madrid se encomendó a Jesús Izaguirre, un español que residía en Georgia con la excusa de montar un negocio. Se da la circunstancia de que Izaguirre tenía el título nacional de entrenador. De esa forma, Bujadín Boskov pudo saber algo más de su rival.
El Spartak no era gran cosa; era tal el respeto que se le tenía al Real Madrid, que el técnico moscovita decidió alinear a sus dos futbolistas georgianos, los hermanos Machaidse. La intención no era otra que ganarse de esa forma, la simpatía del público local. Algo que logró en parte, porque los 75.000 espectadores que llenaron el estadio del Dinamo apoyaron al Spartak, pero no cesaron en reconocer con aplausos alguna jugada madridista.
La salida al terreno de juego de los dos equipos fue de lo más pintoresca. Al Madrid le esperaba una gran pancarta que decía en español: "Saludos a los futbolistas españoles".
Acto seguido, los miembros de la plantilla del Real Madrid se dirigieron al público y comenzaron a tirarles flores.
Aunque a día de hoy, este detalle pueda hacer que esbocemos una sonrisa, así se produjo… y todo por consejo de Izaguirre, que recomendó al Real Madrid realizar el gesto.
Con el balón en marcha, el Real Madrid evitó la salida en tromba del Spartak. Un gran centro del campo con Gallego, Ángel y Camacho, maniató al equipo de Moscú de salida.
El Madrid no ganó ese día únicamente porque Santillana realizó un pésimo encuentro. El delantero falló hasta cuatro ocasiones clarísimas, y malogró de esa forma el buen partido de su compañero Juanito, que colaboró en el juego colectivo en la primera mitad; en el segundo tiempo tuvo momentos de lucimiento personal.
El día de San José de 1981, el Madrid sentenció la eliminatoria en el Santiago Bernabéu. Tras el cero a cero de la ida, nadie temía al inocente Spartak. Pero no fue hasta la segunda mitad cuando Isidro, con dos tantos, estableció la lógica diferencia. El primer gol tras un disparo raso, y el segundo tras un despeje del célebre Dasaev.
El Hielo, protagonista del primer viaje a Moscú
El Real Madrid jugó por primera vez en Moscú oficialmente, diez años más tarde de aquella visita a Georgia, con el hielo como protagonista, y de nuevo con la obligación de saldar en la Copa de Europa las deudas del campeonato de liga.
El estadio Lenin de la capital moscovita, estaba cubierto de una capa de hielo en el entrenamiento previo al día del partido. El Real Madrid hizo todo lo posible por suspender el encuentro, pero todo quedó en intentos fallidos.
El club blanco se encontraba en pleno periodo Pre-electoral. Ramón Mendoza y el mediático Alfonso Ussía, aspiraban a la presidencia del club de Chamartín. Parece que a ninguno de los dos les atrajo en exceso los cinco grados bajo cero que marcaban los termómetros de la capital rusa. En su lugar viajaron los miembros de la junta gestora, que poca fuerza pudieron ejercer frente a los poderosos ejecutivos de la UEFA.
Las irónicas palabras de Alfredo Di Stéfano, entrenador merengue, definían a la perfección la difícil situación en la que se encontraba el Real Madrid.
"El sitio está bien, parece que estemos a doscientos kilómetros de cualquier parte, me encuentro a gusto, sé ruso, me gusta la ensaladilla rusa y me encantan los polvorones de Estepa".
En la expedición merengue viajó un joven que estaba llamado a protagonizar alguna de las páginas más brillantes del fútbol español, Alfonso Pérez, aunque finalmente no jugó.
Fue el día de Pedro Jaro. El portero que había desplazado a Paco Buyo del once titular voló sobre la pista de patinaje del estadio Lenin. Jaro paró todo lo que le llegó, evitando de esa forma la derrota madridista. Los Karpin, Shalimov o Radchenko, se desesperaron ante la actuación del meta español. El "gato de Odessa" García Remón, por fin tenía sucesor. Pero todo fue un espejismo.
El cero a cero que se trajo el Madrid, debería conducirle a las semifinales con un partido aceptable. Los españoles se adelantaron gracias a un tanto de Butragueño en la vuelta, pero los rusos siguieron jugando a lo suyo sin preocupación y con un juego tranquilo. El 1-3 final no dejó lugar a la duda, aunque el Real Madrid tuvo oportunidad de impugnar el encuentro por alineación indebida de Radchenko.
Fue el final de un mito en el banquillo, el último contacto de Alfredo Di Stefano con el terreno de juego de un club que le dio la oportunidad de crecer. También terminaron ese día las ocasiones de la quinta del buitre en su búsqueda de la Copa de Europa.
El frío, los viajes difíciles, las polémicas, los empates y victorias sonadas, las derrotas contundentes… Moscú nunca será indiferente para el Real Madrid.
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