La Lazio en los "Años de plomo"

El Lazio de Chinaglia no se presentó al primer encuentro en la UEFA 75-76

La Lazio buscará remontar ante el Fenerbahce un 2-0 en contra en la vuelta de los cuartos de final de la Europa League. El conjunto de la capital de Italia conoce perfectamente este tipo de situaciones de sus 'años de plomo' que recordamos en Fútbol Primera.es.

-Hablemos de fútbol... ¿hay alguna posibilidad de superar el 0-3?

-Absolutamente ninguna, venimos a jugar y demostrar nuestra valía.

Contundente y pesimista, así se presentaba Giorgio Chinaglia en el aeropuerto del Prat. El Lazio debía jugar el partido de vuelta de la segunda ronda de la Copa de la UEFA 1975-76 ante el Barcelona. ¿Qué había ocurrido para que llegase a tal afirmación de desconfianza con su equipo?

Los setenta fueron los "Años de plomo" en Italia. La crispación política se había trasladado a las calles; corrupción, terrorismo y mucho miedo.

En 1974, el Lazio de Roma había tocado techo conquistando su primer título de liga. Pero los romanos no pudieron disputar la Copa de Europa de la siguiente temporada, debido a los incidentes producidos en un encuentro internacional del año anterior ante el Ipswich Town de Bobby Robson.

El equipo "lazial" fue castigado por la UEFA a un año fuera de las competiciones internacionales. La vuelta a Europa se produjo en una eliminatoria frente al Chernomorets ruso, al que vencieron con facilidad. Pero el plato fuerte llegaría en la segunda criba de la Copa de la UEFA 1975-76. El sorteo lanzaba la bomba… Lazio-Barcelona.

Era un choque verdaderamente atractivo. Italianos y españoles tenían puntos en común en su trayectoria reciente.

El duelo se presentó como una excelente oportunidad para presenciar un enfrentamiento entre Johan Cruyff y Giorgio Chinaglia, estrellas de los dos clubes; polémicos, pendencieros, con gran capacidad de liderazgo y un talento fuera de lo normal. Ellos eran los jefes de sus respectivos vestuarios.

Barcelona y Lazio habían ganado el campeonato de su país en 1974; los catalanes tras casi quince años sin hacerlo, y los italianos por primera vez en su historia. Celestes y azulgranas habían revolucionado la forma de jugar en su país. Además, los dos fueron sinónimo de resistencia en su época; triunfaron en periodos turbulentamente mezclados con la política y el terrorismo.

El Barcelona fue considerado un símbolo contra la España franquista, mientras que en Italia, la derecha más conservadora se identificaba con el Lazio.

Eran años en los que el terrorismo y la lucha de clases habían intoxicado al país transalpino. Los atentados de la Piazza della Loggia en Brescia o en el expresso Roma-Brennero de 1974, fueron una muestra de los tiempos que le tocó vivir a aquella Lazio campeona, entrenada por Tommaso Maestrelli. Pero el Lazio-Barcelona tan esperado, nunca llegaría a jugarse. Los italianos tenían el temor de que volvieran a producirse incidentes parecidos a los de dos años antes, frente al Ipswich Town. La crispación de las calles de Roma y la poca seguridad que ofrecía el estadio olímpico, alarmaron a los dirigentes del Lazio.

El hecho de que el rival fuese español (en unos días en los que Franco agonizaba y se sucedían las manifestaciones frente al régimen español en muchas ciudades europeas), no ayudó en las intenciones de los partidarios de jugar el encuentro. Los futbolistas querían jugar, así se manifestaron Chinaglia y sus compañeros, pero la decisión no estaba en sus manos.

El Lazio campeón de un año antes, era un equipo realmente pintoresco. Los problemas surgidos en la eliminatoria frente al Barça, tan solo constituían un capítulo más de una historia digna de análisis.

El Lazio besó la gloria en 1974, pero conoció el drama el 18 de Enero de 1977 con el asesinato de "L´Angelo biondo", Luciano Re Cecconi. Uno de los puntales del equipo campeón, era abatido en una joyería de Roma tras bromear a la entrada del establecimiento. Cecconi simuló un atraco y el dueño del local no se lo pensó; mató al futbolista de un disparo. El suceso fue la cúspide de aquella espiral de violencia relacionada de alguna forma con el fútbol italiano de los años setenta.

En aquella época, Chinaglia ya había abandonado Italia para convertirse en todo un referente de la NASL junto a Pelé. El delantero volvería a Roma años más tarde, esta vez como presidente del club.

El vestuario del equipo campeón en 1974, era un auténtico campo de batalla. Los jugadores representaban a sus respectivos clanes dentro del club. Acudían a entrenar armados con pistolas o bates de béisbol.

Chinaglia y su compañero Gigi Martini luchaban por el liderazgo del grupo, algo que su técnico Maestrelli supo gestionar a la perfección. Hacía creer a los dos que eran el miembro más importante del equipo según le convenía.

El gran beneficiado fue el Lazio, que demostró sobre el terreno de juego ser el mejor conjunto del país. Las guerras fuera del campo desaparecían cuando el balón se ponía en juego. Se proclamaron campeones de Italia en la penúltima jornada del campeonato, tras derrotar al Foggia con un gol del ídolo Chinaglia.

Volviendo a la eliminatoria frente al Barcelona, en principio se especuló con jugar en terreno neutral. Pero en última instancia, la directiva del club romano decidió comunicar a la UEFA que no se presentaría en el encuentro de ida.

Al Lazio se le dio el partido por perdido 0-3 tras una maratoniana jornada de reuniones en la que los italianos jugaron al despiste. La razón: La Lazio quería evitar las represalias posteriores, que conllevarían a una nueva expulsión de las competiciones europeas, una sanción económica y una compensación al Barcelona por la posible taquilla perdida en el encuentro de vuelta. La situación a la que se había llegado era ciertamente caótica, y en criterio del Barcelona y la federación española, se había incurrido en una falta al reglamento establecido con anterioridad.

El presidente del Lazio Umberto Lenzini, quería evitar la indemnización al equipo español. Las malas artes del vestuario lazial se trasladaron a los despachos y a los muchos telegramas cruzados entre las tres partes enfrentadas.

Finalmente, la Lazio accedió a jugar el partido de vuelta en el Nou Camp, mientras la UEFA hizo público un curioso comunicado: El valor doble de los goles no sería válido en esta eliminatoria. Si la Lazio ganara por tres tantos de diferencia, habría que acudir a la prórroga.

En Barcelona todo este asunto sonó a una tomadura de pelo, ya que se entendía que si los italianos habían renunciado a jugar el partido de ida, debían ser eliminados de la competición y compensar económicamente a su rival.

¿Qué ocurriría si el Barcelona se negara a jugar el partido de vuelta?, ¿otra derrota por 0-3?… ¿Quién conseguiría la clasificación en ese caso?

Finalmente, el partido de vuelta se jugó el 5 de Noviembre de 1975. Los Chinaglia, Re Cecconi o Garlaschelli se presentaron en el Nou Camp, donde sufrieron una derrota muy dura ante el herido conjunto liderado por Johan Cruyff. El holandés firmó una de aquellas actuaciones fantásticas, que lo situaban en un peldaño diferente al de cualquier futbolista de su época. El "flaco" marcó el segundo de los cuatro goles que el Barça endosó a los italianos aquella noche. La Lazio salió del choque empobrecida y humillada.

La sensación general fue que los italianos no habrían ofrecido demasiada resistencia de haberse disputado el partido de ida. Las verdaderas intenciones del club romano nunca quedaron del todo esclarecidas.

Fue una eliminatoria especial que se jugó durante casi un mes, tanto en el campo como en los despachos.

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