Los dos rostros de la Segunda División B
Mientras el Mirandés brilla en la Copa otros equipos de la categoría se hunden
El Club Deportivo Mirandés ha enloquecido a toda España con su hazaña en la Copa del Rey. El miércoles disputará el partido de ida de la semifinal del torneo del K.O. frente al Athletic Club de Bilbao en un grito de orgullo de la Segunda División B, que gracias a los burgaleses demuestra que también hay fútbol de primer nivel en la siempre olvidada categoría de bronce. La 'Mirandesmanía', sin embargo, contrasta con la desoladora realidad que vive la Segunda B: campos vacíos, impagos y equipos ahogados por las deudas.
El Mirandés representa estos dos rostros. Su presencia en la semifinal de la Copa del Rey debe servir para reivindicar una categoría tan maltratada como olvidada, pero también para recordar la crudeza de su día a día. La hazaña no solo debe ser un grito de orgullo de la Segunda B, también una llamada de auxilio. Y es que mientras el Mirandés se codea entre los grandes, otros equipos de la categoría están muriendo.
LA CARA: fútbol de calidad
Entre Segunda División B y la Liga Adelante parece existir una frontera insalvable. Sin embargo, han sido muchos los jugadores que han dado el salto directamente a la Liga BBVA, demostrando que la categoría de bronce tiene más calidad de la que se presupone. Tenemos ejemplos muy conocidos, como los de Pedro y Busquets, que llegaron al Barcelona desde Tercera División, se asentaron como titulares y se proclamaron campeones del mundo poco después, pero también hay otros casos más anónimos.
Rafa Barber militaba en el Conquense, de Segunda División B, acostumbrado a ocupar el banquillo y no disfrutar de minutos. Sin embargo, la lesión de los mediocentros titulares Óscar Alkorta y José Ignacio Hernández le abrió las puertas a la titularidad. Se asentó en el once y en 2005 fichó por el Recreativo de Huelva, con quien logró el ascenso de la Liga BBVA esa misma temporada. En apenas dos años pasó de jugar en Segunda B a hacerlo en la mejor liga del mundo.
Óscar Serrano, que pasó del Figueres al Espanyol; Isaac Cuenca, del Sabadell al Barcelona, o Gaizka Toquero, del Eibar al Athletic, son otros jugadores que pasaron de Segunda B a Primera sin acusar el cambio y todavía continúan codeándose e incluso destacando entre los grandes. Juanfran, ahora en el Levante, tuvo un salto todavía mayor. Jugaba en Tercera en el Alacuas, pensando incluso en retirarse del fútbol, pero Mané recurrió a él ante la plaga de bajas en el lateral izquierdo del Levante y acabó convirtiéndose en internacional absoluto con España y en uno de los jugadores más cotizados en su puesto.
También podemos observar que el núcleo de la ahora Selección Española ha pisado en su gran mayoría la Segunda División B. A través de equipos filiales o en otros clubes, los Víctor Valdés, Andrés Iniesta y compañía tienen como base la categoría del fútbol español, demostrando que existe fútbol de primer nivel más allá de la Liga Adelante. En Segunda División B también se hornean campeones del mundo, y algunos de las futuras estrellas se encuentran ahora disputando esa categoría cada fin de semana. El Mirandés no es el único ejemplo de la calidad de la Segunda División B.
LA CRUZ: las deudas
Por el contrario, la Segunda B también sufre un rostro amargo. Los estadios están desiertos jornada tras jornada y apenas pueden recaudar en taquilla, apenas hay cobertura en los medios de comunicación, pero la verdadera lacra de la categoría de bronce son las deudas. Muchísimos clubes agonizan por su mala situación económica, no pueden asumir los contratos firmados con sus jugadores y poco a poco avanzan hacia una inevitable desaparición. Varios clubes han pasado ya por este trance.
Sin ir más lejos, el Sporting Mahonés no pudo jugar su partido de este semana frente al Orihuela. A causa de las deudas los jugadores han abandonado el club y el equipo no disponía de efectivos para alinear un once competitivo esta jornada, por lo que decidieron retirarse de la competición. Esta decisión es solo la antesala de la desaparición definitiva del conjunto balear. En la misma situación se encuentra el Poli Ejido, que tiene las horas contadas pese a que cuenta con un pasado brillante que le tuvo cerca del ascenso a Primera División.
Por otro lado, el Real Jaén sobrevive gracias a una Ley Concursal, mientras que el Cerro Reyes y el Sporting Villanueva promesas ya son historia. Puertollano, Lorca Atlético y Logroñés logran engañar a la muerta financiera gracias al cambio de nombre. Esa es la auténtica realidad que vive la Segunda División B. La hazaña del Mirandés es solo el lado amable.
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