Demba Ba, la 'urraca' que golea con el Newcastle
El delantero senegalés está completando una temporada excelente
En su iPod nunca falta R&B y Hip Hop, prefiere el DVD al cine, aficionado a los dardos gracias a un compañero holandés y a sus 26 años tiene muy presente su origen en los suburbios del suroeste de París, en una numerosa familia compuesta por siete hermanos. Si se añade que se ha convertido en un jugador cuyos goles son vitales para su equipo, el Newcastle, resulta obvio decir que se trata de Demba Ba, la ametralladora senegalesa cuya historia posee todos los alicientes de las grandes biografías de superación: de un pasado de miserias a un futuro prometedor en el que cumplir todos los sueños de su niñez.
Ya en 1992 daba sus primeros toques de balón en el equipo juvenil de Montgaillard. De allí al Port Autonome du Havre con 13 años donde jugó dos temporadas hasta que se trasladó a Frileuse. Allí no cuajó y se mudó con su familia a Châtillon para jugar en Montrouge hasta 2004. Se iniciaba en ese momento un año de calvario y continuos rechazos.
Quiso abrirse camino en Lyon, Auxerre, Swansea o Barnsley sin fortuna. Tan solo pudo disfrutar, al cumplir la mayoría de edad, de unos meses en la Academia Watford donde aprendió inglés y le inculcaron el espíritu de sacrificio y la disciplina del país. Fue una experiencia breve pero intensa en la que pudo regalar destellos de lo que sería capaz de hacer años después. Aidy Boothroyd supo ver todas sus virtudes desde el inicio pero su despido provocó la llegada del nuevo director, Ray Lewington, para quien Demba Ba no tenía ningún futuro en el club. De ahí que en marzo de 2005 regresara a Francia.
La suerte le visitó cuando pasó a formar parte de un austero equipo francés de la cuarta división, el Rouen. Hasta entonces siempre había jugado en el mediocampo, tanto a la derecha o a la izquierda, pero descubrieron que potenciaba sus cualidades cuando adelantaba su posición. Como delantero su calidad era mejor aprovechada con un rendimiento superior dentro del equipo. Su desparpajo captó la atención del club belga Excelsior, para el que marcaría ocho goles en una docena de partidos antes de ser jugador del Hoffenheim. Al conjunto alemán no le asustó la lesión de tibia que le mantuvo apartado de los terrenos. Ellos supieron valorar la capacidad de recuperación y el excelente nivel en el que regresó, sin haber perdido su letalidad en la portería contraria.
En Alemania estuvo a las órdenes de Ralf Rangnick con quien mantuvo una excelente relación que propició su mejoría técnica. Pero ante todo, consiguió que se ganara la confianza en sí mismo y apartara de su mente los malos recuerdos de aquellos que lo rechazaron. A Ralf le gustaba el fútbol ofensivo, que su equipo recuperase pronto el balón para iniciar rápidas contras. Ahí era donde Demba Ba se sentía como pez en el agua, desplegando todo su físico y acuchillando al rival en el área.
Los cuatro años que jugó en el Hoffenheim despertaron a la bestia y consiguió interesar a numerosos equipos europeos. Sería el West Ham el candidato elegido al que incorporarse en 2011. En su debut demostró su alma luchadora y su sed insaciable por superarse ante las adversidades. Con sus dos goles revolucionó el partido que iban perdiendo 3-0 contra el West Bromwich y que finalmente acabó 3-3.
Su buen hacer, su experiencia y la idónea respuesta ante la presión fueron determinantes para que, unos pocos meses después, el joven senegalés fichara por el Newcastle y se iniciara la temporada más determinante de su carrera. El excelente inicio de temporada de las Urracas, fruto del buen trabajo del equipo y del acierto goleador de Ba, ha ejercido de altavoz para propagar su trabajo y rifarse el cartel de mejor delantero de la Premier con futbolistas de la talla de Robin van Persie. A otros muchos, ya los ha superado por el camino.