Bernabéu y Nuñez, los dos históricos presidentes del Clásico

Los dos han protagonizado anécdotas históricas desde el sillón presidencial

"Cuando metan en la cárcel a tres tíos de tribuna, se acabó. El único problema que tiene el fútbol es de educación, no de árbitros ni de tácticas, se lo aseguro". Así de claro y contundente se mostraba Santiago Bernabéu en 1967.

Un hombre nacido en el siglo XIX, que ayudó a asentar las bases del deporte del nuevo milenio. La sangre que corría por las entrañas de Bernabéu era el fruto de una mezcla explosiva. De padre valenciano y madre cubana, pocos presentían en su Almansa natal que este muchacho nacido el 8 de Junio de 1895 se convertiría tiempo después en jugador, entrenador y presidente del Real Madrid.

Más joven, mucho más introvertido y con la misma astucia para el negocio, llegaba en 1978 José Luis Nuñez a la presidencia del Fútbol Club Barcelona. Bajo su mandato, el club ganará 176 títulos entre todas sus secciones y por encima de todo, incrementará su patrimonio económico y futbolístico, construyendo las bases del gigantesco club que conocemos hoy en día.

Santiago Bernabéu, ex presidente del Real Madrid

La mirada en retrospectiva concede la oportunidad de valorar a estos dos presidentes. Por diferentes motivos, la sombra de sus acciones guiará para siempre el destino de los dos clubes. Comparando su trayectoria con la de posteriores presidentes, se amplía el espectro de su paso por el despacho presidencial. Bernabéu y Nuñez, mandamases de otra época envejecidos en barrica de roble.

Decía José María García (otro ilustre dinosaurio de la transición futbolística...): "A José Luis Nuñez, el mejor presidente de la historia del fútbol español, terminarán pidiéndole de rodillas que vuelva".

Aquello fue solo un presagio (que no se cumplió) de un hombre que compartía con el ex-presidente azulgrana algo más que estatura. Nuñez amplió el Nou Camp y trajo a los mejores jugadores del mundo en los años ochenta y noventa. La nefasta gestión de Joan Gaspart en la salida del pequeño dirigente nacido en Barakaldo, ayudó a engrandecer los años del "nuñismo".

Santiago Bernabéu tenía una opinión muy distinta sobre José María García, al que menospreciaba con su particular vehemencia y un especial uso del chascarrillo que hacía las delicias del público presente... "Éste se tira un pedo y levanta polvo". También llegó a llamarlo "pequeño grillo del micrófono...". Con Santiago Bernabéu no existían verdades a medias ni ofensas a un deporte que siempre amó y respetó.

En 1969, el Valencia Club de Fútbol celebra sus bodas de oro. Para conmemorar tan magna ocasión, el club organiza un acto multitudinario de exaltación al que es invitado Don Santiago. Sus emocionadas palabras se recuerdan todavía como un homenaje a la moderación y deportividad.

"Yo no soy más que un labrador de Montealegre del Castillo, provincia de Albacete, cerca de Almansa. O un modesto funcionario de hacienda, que por aquello del fútbol un día me nombraron presidente del Real Madrid un grupo de amigos. Y en eso estoy, pero nada más, yo no soy nada, lo que es grande es el Madrid, sus jugadores, sus socios. La grandeza del fútbol no es cosa mía, sino de los demás... pero debe ser de todos, de valencianistas, de madridistas, de todos, porque entre todos tenemos la obligación de hacerlo grande".

Nuñez no era un hombre tan proclive a los discursos retóricos. Él prefería dirigir y mandar tras vestidores. A pesar de su estilo aparentemente tranquilo, dejó momentos para grabar en el mejor de los VHS.

En 1992, antes de que el Barcelona jugase la final de la Copa de Europa, José Luis Nuñez relata emocionado...: "Pase lo que pase, no me presentaré a la reelección...". Nuñez olvidó sus palabras y presidió el Barcelona durante ocho años más. Aquella Copa le sentó tan bien que decidió prorrogar su estancia en "Can Barça" tanto, que incluso le dio tiempo a despedir a Johan Cruyff en el 96.

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Los clásicos nunca tendrán el sabor de antaño. De la misma forma que puede que dentro de unos años se recuerden las disputas entre Mourinho y Guardiola como ecos del pasado. No podemos evitar el suspiro cuando entra en juego la comparación de nuestros dos viejos protagonistas frente a los estáticos y diplomáticos presidentes actuales.

En 1997, un Nuñez aparentemente pausado y conciliador, protagoniza en el palco del Nou Camp una película de "holliganismo" propia del más fiero de los hinchas del Leeds 1975, que del presidente de la institución con más socios del mundo. Real Madrid y Barcelona se jugaban la vida sobre el césped, mientras Nuñez bramaba como nunca en el palco. El Barça ganó aquel clásico con un penalti a favor, que falló y remató tras el rechace Ronaldo; otro de los hombres que quitarían el sueño a Josep Lluís poco tiempo después.

Para Bernabéu, el sentido de la camaradería estaba presente en todo momento. Él mismo relataba una anécdota de su época como

Tras un clásico ante el Barcelona en el que vencieron por 3 a 0, invitó a uno de los futbolistas rivales a visitar una "casa de palomitas". Las "palomas" o "palomitas" no eran otra cosa para Santiago Bernabéu que profesionales del sexo, como relata Carlos Toro en su libro "Anécdotas del fútbol".

En aquella ocasión, el amigo catalán de Bernabeu solicitó un servicio a la catalana... algo que ninguna profesional de la "casa de palomas" conocía. Finalmente, una de ellas accedió y comentó: "no tengo ni pajolera idea de lo que quieres, tu me enseñas y si me gusta te cobro la mitad".

El catalán satisfecho respondió: "ya has aprendido...".

Santiago Bernabeu siempre aludía a la fama de tacaños de los catalanes para ilustrar sus sorprendentes y mundanas anécdotas vitales. Era un hombre uraño, conservador, monárquico más que franquista y extremadamente inteligente.

El aspecto monetario siempre guió el instinto de José Luis Nuñez. No coincidió como presidente con Santiago Bernabeu, y menos mal... porque el albaceteño habría radicalizado todavía más su opinión sobre la tacañería catalana.

Nuñez presenta a Maradona con el Barcelona

Uno de los más complicados gallos de pelea a los que tuvo que enfrentarse Nuñez, fue Diego Armando Maradona. Él y su representante Jorge Cysterzspiler fueron un mal sueño para el presidente azulgrana. Un momento concreto ilustra a la perfección el conflicto entre ellos: la lesión del astro argentino tras la famosa entrada de Goikoechea.

Maradona estaba dispuesto a recuperarse en su país, algo que Nuñez no iba a permitir bajo ningún concepto mientras pagara religiosamente la ficha de Diego, y con ella los vicios de su séquito de acompañantes. Cysterzspiler tenía la solución para convencer al presidente. Ofreció a Nuñez no cobrar una peseta durante el tiempo que durara la recuperación en Argentina; era una propuesta demasiado jugosa para un hombre que se arrepentía profundamente de haber fichado al díscolo jugador argentino. Maradona se recuperó antes de lo estipulado y Nuñez dibujó una media sonrisa que escondía su amargura por verse en la obligación de volver a pagar la ficha del jugador.

Historias de clásico... momentos inolvidables de dos presidentes que marcaron época en sus respectivos clubes.

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