Nottingham Forest, un campeón de Europa en venta

El propietario del club ha puesto en venta las acciones

Los clubes de fútbol viven de momentos. Aprovechar una oportunidad y conseguir que ese instante dure eternamente. La dificultad de mantener una época de satisfacciones deportivas, es más complicada si cabe, si el protagonista es un equipo venido desde divisiones bajas y elegido para alcanzar la gloria durante una época determinada. Ser capaz de subir al tren de los triunfadores y abandonar la mediocridad: el sueño de cualquier club pequeño.

El Nottingham Forest busca inversores en la actualidad. El club se encuentra inmerso en una grave crisis institucional y económica que se une a la manifiesta ineficacia por alcanzar la condición de grande que tuvo en el pasado. Su propietario Nigel Doughty está dispuesto a escuchar la oferta de empresarios solventes que puedan presentar un plan de viabilidad para el club.

Hace muchos años no juegan en la máxima división del fútbol inglés. La Premier es un recuerdo de décadas pasadas y los aficionados reviven con nostalgia aquel Forest-Leicester de Mayo del 99. Fue la última vez que el equipo de Nottingham compartió cartel con los poderosos equipos de Londres, Manchester o Liverpool.

Nottingham Forest, campeón de Europa en 1979

Nos debemos remontar mucho más si queremos encontrar un precedente del equipo en competiciones europeas. La última vez que el Forest paseó su escudo por el viejo continente fue en la Copa de la Uefa de 1996. El equipo dirigido entonces por Clark Frank recibía un durísimo castigo a manos del brillante Bayern de Munich de Klinsmann y Papin. Los alemanes vencían 1-5 en City Ground y firmaban el epílogo europeo del equipo que fue en su día el mejor del continente. Más de quince años han pasado y los sorteos europeos han seguido celebrándose sin la presencia del tigre británico que sorprendió en la Liga inglesa y la Copa de Europa a finales de los 70 y principios de los 80. El Nottingham Forest ha perdido el tren y lucha enconadamente por volver a recuperarlo. Su comienzo en la Championship no ha sido muy bueno y las noticias sobre el delicado estado de su salud económica no pueden conseguir más que preocupar a la sufrida afición del equipo.

La historia del Nottingham es sobradamente conocida. Ligada siempre a la figura del eterno Brian Clough, su proeza figura en los libros de historia como una de las más legendarias del fútbol europeo. Conseguir acercarse a los logros conseguidos por aquel Forest es el sueño inverosímil de miles de clubes. La Copa de Europa y el aficionado al fútbol recuerdan a aquel pequeño equipo con respeto y admiración.

El 30 de Mayo de 1979 se citan en Munich Malmoe y Nottingham Forest en busca del cetro europeo. El espíritu de un equipo inglés con ambición de reinar en el viejo continente y mantener el estatus adquirido en su país, frente a un grupo de forajidos jugadores suecos que se habían plantado en la final gracias al trabajo de otro inglés, Bob Hoghton.

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El club dirigido por Clough se había interesado a principio de temporada por el carismático delantero Charlie George, pero fue finalmente Trevor Francis quien recaló en la disciplina del equipo de Nottingham.

Sería Francis quien daría el título de Copa de Europa a los ingleses con un espléndido tanto en la final. El Malmoe planteó el encuentro muy temeroso y cedió ante un rival que alineó ese día a hombres como Peter Shilton, Lloyd, McGovern o Woodcock. El Nootingham llegaba a la cima del fútbol europeo en su primera participación en la Copa de Europa.

El Forest cimentó su triunfo en la ronda de semifinales, donde fue capaz de sacar adelante un marcador muy adverso del partido de ida. Forest y Colonia empataron a tres en City Ground, con un gol in-extremis del primer japonés que triunfó en un grande europeo, Okudera. En el partido de vuelta jugado en Alemania, los de Clough sacaron fuerzas de flaqueza e hicieron lo más complicado; vencieron 0-1 y evitaron de esa forma que los jugadores y aficionados del Colonia pudiesen disfrutar de la final, que iba a disputarse en su país.

El año siguiente es el de la confirmación del que fuera humilde equipo de Nottingham, convertido ya en un rival a batir para todos sus contendientes. No obstante, el Forest no se libra de padecer problemas internos; Clough arremete contra algún miembro de la directiva y advierte: "Tenemos un presidente magnífico en Mr. Dryde, pero junto a él hay varios personajes que no son nadie en la vida y quieren serlo a través del fútbol".

El Forest deja de ser la máquina invencible de años anteriores y es derrotado en la final de la Copa de la liga frente al Wolverhamptom. En el campeonato de liga se mantienen lejos del campeón y en la Copa de Europa las cosas se complican en los cuartos de final. Un desconocido Dynamo de Berlín se impone 0-1 en terreno del Forest; el equipo de Clough parece que cederá su reinado europeo. Pero en Berlín acontece el milagro; dos goles de Trevor Francis en 35 minutos dan la vuelta a la eliminatoria y apagan el fuego de la caldera alemana. Los de Clough sentenciarían antes del descanso y el partido terminaría con un 1-3 favorable.

Tras superar al Ajax en semifinales, los británicos consiguen su billete para la final de Madrid. Todo hacía indicar que los pupilos de Clough tendrían muy complicado revalidar su triunfo en la capital española ya que el Real Madrid tenía todas las papeletas para ser su rival en el partido decisivo.

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El equipo merengue estuvo muy cerca de disputar aquella final pero incomprensiblemente dejó escapar en Hamburgo la ventaja de dos goles cosechada en tierras españolas. Gracias al acierto del tanque Hrubesch, el Hamburgo se imponía por 5-1 en el encuentro de vuelta.

Los alemanes de Magath y Kevin Keegan (objetivo de Clough también como posible refuerzo para la delantera) esperaban al Nottingham Forest en la final. El Santiago Bernabeu presentaba una pobre entrada. El mazazo de la eliminación merengue sentó como un jarro de agua fría en la afición española. Además, el esperado duelo entre Francis y Hrubesch no se iba a producir por lesión del primero. Ausente el hombre del millón de libras, otro futbolista llamado John Robertson, iba a asumir el protagonismo del partido. Con un disparo desde el borde del área anotó el gol que dio al Forest su segunda Copa de Europa. Bajo el cielo de una noche de mayo madrileña los ingleses certificaban su dominio del fútbol europeo.

Lejos estaban los jubilosos seguidores británicos de pensar las penurias que tendrían que soportar años después. Actualmente, el Nottingham busca inversores para salvar el nombre y el prestigio de una de las instituciones más legendarias del fútbol europeo.

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