La Fiorentina de los ochenta, enemiga de la Juventus
Los dos reeditarán su rivalidad en la Serie A este miércoles

1980. El fútbol italiano vive convulsionado por el escándalo de arreglo de partidos conocido como "Totonero". El Milán es uno de los principales implicados y también se convierte en el principal damnificado junto a la Lazio de Roma; los dos son descendidos a la Serie B.
La Fiorentina comienza aquella temporada 1980-81 enfrentándose a un equipo muy especial, el Perugia. No sería un duelo digno de mención si no fuera por el condicionante de que este equipo fue el último en el que había jugado el delantero Paolo Rossi, otro de los principales implicados en el escándalo y que recibió en principio una sanción de tres años rebajada posteriormente a dos.
El equipo de Florencia comienza ese campeonato con victoria, pero una temporada irregular le hace caer hasta la parte baja de la clasificación.
El técnico del equipo Paolo Carosi es destituido tras la decimotercera jornada. La Fiore pierde en casa frente al modesto Pistoiese. Giancarlo De Sisti toma el relevo y consigue que el equipo escale posiciones en la tabla, las suficientes para llegar a una cómoda sexta plaza. En la última jornada espera la visita al Comunale de Turín. La Juventus ganará el campeonato de liga gracias a futbolistas como Liam Brady, Marco Tardelli o Dino Zoff. La temporada siguiente la Juventus revalidará su título pero las circunstancias serán muy diferentes.
Con aires y esperanzas renovadas para la Fiorentina, arranca la temporada 1981-82. El cuadro "Viola" se refuerza con futbolistas de la talla de Bertoni (el que fuera fichaje mas caro de la historia del Sevilla en 1978), el defensa Pietro Vierchowod, el delantero Francesco Graziani, el experimentado Pecci y un joven talento llegado desde Monza; Daniele Massaro.
En aquella plantilla ya figuraba el gran Giancarlo Antognoni, santo y seña del club de Florencia. Centrocampista que permanecería 14 años en la disciplina del equipo de la Toscana.
La Fiorentina demuestra pronto que el trabajo y los resultados serán muy distintos a los del año anterior. En la jornada número trece consigue el liderato tras una victoria sensacional en el Artemio Franchi por cuatro goles a dos frente al Inter de Milán. Aquel día Bertoni fulminó a una escuadra interista en la que jugaban varios integrantes de la selección italiana. El liderato del campeonato espoleó a la Fiore y le encumbró a luchar por ganar la serie A en dura pugna con la Juve.
La pelea se traslada hasta la última jornada. Fiorentina y Juventus llegan empatados a 44 puntos. Los dos deben jugar fuera de su estadio, la Fiore en Cagliari y la Juve frente al modesto Cantanzaro. Nadie sospecha el descomunal escándalo arbitral que va a producirse y que desatará para siempre la ira de los seguidores toscanos.
Eran tiempos de perdón para el fútbol italiano. El Milán había vuelto a jugar contra los mejores y Paolo Rossi se alineaba en los tres últimos partidos de la Juve. Era difícil apostar por una gran actuación del delantero en el mundial, pero lo cierto es que participó y se proclamó campeón tanto con la selección como con su club en esa inolvidable última jornada.
Un gol anulado en Cagliari a Graziani hace que las cosas se vuelvan complicadas para la Fiorentina. El equipo de De Sisti entiende la acción como un atropello y un favor a sus rivales de Turín, con mayor motivo cuando resta un cuarto de hora para que finalice el encuentro de la Juve y el colegiado pita penalti a favor de los "Bianconeros".
La pena máxima es transformada por el irlandés Liam Brady, un hombre que tenía las horas contadas en el equipo de Turín pero que celebró junto a los Zoff, Scirea o Tardelli el vigésimo título de la serie A para la Juventus de Turín. La Fiore se sentía humillada y profundamente agraviada; para ellos el triunfo de la Juve era totalmente ilegítimo.
El club de Florencia lamentaba la oportunidad perdida. Continuaba la sequía de títulos en la que estaba inmerso desde que se proclamara campeón de Italia en 1969 y de Copa en el 75. El odio a la Juve crecía sin freno. Lo cierto es que los de Turín no representaban un equipo simpático prácticamente para ninguna afición rival del país, pero especialmente en Florencia no olvidaron los hechos del 82.
Un hombre parece elegido por el destino como líder de la nueva generación de glorias florentinas. Roberto Baggio llega al club en 1986.
Debuta en el Artemio Franchi el 21 de Septiembre de ese año en un encuentro frente a la Sampdoria. La Fiore vence 2-0 y Baggio es sustituido a tres minutos del final. Poca gente sospecha que sobre la espalda de ese joven futbolista recalará la mayor admiración y el más profundo de los odios en los próximos años. Aquel día el protagonista fue el argentino Ramón Díaz que con dos goles guió al equipo "Viola" al triunfo.
Baggio permanecerá cuatro temporadas en la Fiorentina. Su estilo era mas propio del fútbol sudamericano que de la aguerrida y física forma de jugar que se practicaba en Italia. "Il Divino" anota 39 goles en liga con la Fiore. Se destapa en los dos últimos años y consigue debutar en la selección italiana de la mano del seleccionador Vicini, que le da la oportunidad en 1988 en un partido amistoso frente a Holanda.
[video:http://www.youtube.com/watch?v=3C_v44xyRxM]
La Fiore de Baggio es un buen equipo. Con el mediapunta de estrella soberana, se acompaña de Dunga en el centro del campo o Renato Buso. Pero Roberto tiene una ambición; ganar títulos y convertirse en el mejor jugador del mundo. En Florencia es muy difícil que consiga su sueño, pero en 1990 se abre la puerta. La Fiore elimina al Werder Bremen en semifinales de la Copa de la Uefa. La posibilidad de ganar un título europeo está muy cerca.
El rival en aquella final de Uefa no podía ser otro; la Juventus de Turín. El odiado enemigo y el incipiente aspirante volvían a encontrarse cara a cara.
En el partido de ida, la Juventus juega con Tacconi, Napoli, De Agostini, Galia, Bruno, Bonetti, Aleinikov, Barros, Marocchi, Casiragui y Schillacci... En la Fiore, Francesco Graziani (el hombre al que 8 años antes habían anulado el gol en Cagliari) alinea a Landucci, Dell Oglio, Volpecina, Pin, Battistini, Dunga, Nappi, Kubic, Renato Buso, Di Chiara y Roberto Baggio.
Roberto Galia adelanta a los locales muy pronto, en el tres de la primera parte; gol que tiene una rápida contestación ocho minutos después, ya que Renato Buso finaliza una buena acción de la Fiore. El 1-1 es un grandísimo resultado para los de Florencia pensando en el encuentro de vuelta, pero restaban todavía 80 minutos por jugar y la Juve no iba a dejar escapar la oportunidad de llevarse un resultado tranquilo esa noche. Casiragui y Agostini certificaron el 3-1 final. En el partido de vuelta el marcador no se movió y la Juventus ganó la Copa de la Uefa. Nuevamente la decepción del equipo "viola" llegaba con una derrota frente al equipo bianconero.
Pero el mazazo sería todavía más grande para los aficionados florentinos. Roberto Baggio, el buque insignia del club, abandonaría la Fiore con destino a Turín... nada menos que a la Juventus.
En un traspaso record cifrado en más de siete millones de euros, la Fiorentina vendía a la estrella del club al enemigo. Baggio era el hombre mas odiado de la ciudad; se quemaron contenedores y varias manifestaciones se sucedieron en aquellos días pero nadie pudo paralizar el polémico fichaje de “Il Divino”.
Años después, el mediapunta declaró que él no quería marcharse del club pero le instaron a que lo hiciera. Ciertas o no las palabras de Baggio, una cosa queda clara: Juventus y Fiorentina serán siempre enemigos irreconciliables que compartieron alguna de sus leyendas.