La historia negra del Torino
El 'Toro' se vio implicado en una nueva desgracia

Dicen que la historia sólo recuerda a los ganadores, pero también persigue a los perdedores. Hay equipos marcados a fuego por la desgracia, encadenados a un desastre del que son incapaces de escapar. El Torino es uno de ellos. Quizás el más desgraciado de todos. El conjunto turinés se ha acostumbrado a vivir marcado por el sufrimiento desde que el 4 de mayo de 1949 la Basílica de Superga se cruzó en el camino de 'Il Grande Torino', el mejor Torino de la historia.
En aquel momento, el Torino era el orgullo de Italia. Junto a los ciclistas Coppi y Bartali ilusionaba a un país que intentaba dejar atrás los malos recuerdos de la guerra y el gobierno de Mussolini. Su fútbol enamoró a los italianos. 'Il Grande Torino' era un derroche ofensivo. Ballarin y Maroso formaban una defensa con gusto por el balón y a partir de ahí se construía un equipo de marcada vocación atacante liderado por Valentino Mazzola. Ese equipo ganó cinco ligas consecutivas e instaló una hegemonía en Italia.
Il Grande Torino estaba llamado a conducir a la selección italiana al Mundial de 1950 y marcar una época. Sin embargo, la desgracia lo impidió. Volviendo de un partido amistoso contra el Benfica, a escasos cinco kilómetros del aeropuerto, el avión se encontró con un banco de niebla tras el que se escondía la Basílica de Superga. El accidente fue letal. Fallecieron los 31 ocupantes y con ellos desaparecía el mejor Torino de toda la historia y uno de los mejores equipos que jamás se han visto sobre un terreno de juego.
Desde ese día la desgracia impregnó al club turinés y jamás le ha abandonado. El Torino nunca ha logrado recuperarse de aquella tragedia y cuando ha estado a punto de hacerlo un nuevo infortunio aparecía para hundir de nuevo a los turineses. Cómo sucedió en 1967. El Torino empezaba a levantar la cabeza y, de la mano del genial Gigi Meroni, bautizado como La Mariposa Grana, el equipo recuperaba viejas sensaciones. El optimismo comenzaba a inundar a la sufrida afición turinesa hasta que la muerte también se llevó a su estrella. A los 24 años y en el mejor momento de su carrera, Meroni fallecía atropellado por un jovencísimo aficionado del Torino.
Ese aficionado se llamaba Attilio Romero y, paradójicamente, muchos años después de convirtió en el presidente del club turinés. Romero sentía absoluta devoción por Meroni y por el Torino. Por ello, tras matar a su ídolo cayó en una profunda depresión de la que solo pudo salir en 1999 cuando fue nombrado presidente del Torino. Su intención era compensar al club e invirtió tiempo y dinero (que no tenía) para lograrlo. En principio todo funcionó bien y el Torino subió a Serie A, pero también lo sumió en una quiebra económica, lo dejó al borde de la desaparición y, por supuesto, acabó descendiendo de nuevo.
Esta temporada el Torino parecía recuperar la alegría. Después de nueve jornadas el equipo domina la Serie B con holgura y saca seis puntos al segundo. Va camino de regresar a la Serie A por la vía rápida, pero otra vez la muerte, su fiel compañera, le ha borrado la sonrisa. Volviendo de jugar un partido Verona el autobús que trasladaba a la plantilla del Torino sufrió una colisión contra un camión provocando la muerte de dos de los tres pasajeros que viajaban en el vehículo. Los jugadores del Torino han escapado ilesos, pero se encuentran en estado de shock. La desgracia ataca de nuevo al Torino cuando volvía a sentir 'Grande'.