Todos contentos tras el Clásico de Avellaneda
Empate a uno que 'no deja heridos'
Ha falta de que River y Boca puedan volver a disputar el Clásico del fútbol argentino ningún otro partido podría captar tanta atención en el Apertura como el duelo entre los dos equipos de Avellaneda.
Y aunque ninguno de los dos equipos atraviesan su mejor momento deportivo, lastrados por una crisis económica galopante y una sequía en sus semilleros que preocupa a más de uno, el Cilindro se hizo ajeno a estas tristes realidades para vestir sus mejores galas.
El Diablo de Avellaneda, perdido en la mitad baja de la tabla, contrató hace unas semanas a un técnico especialista en resultados inmediatos como Ramón Díaz, pero tras la balsámica victoria ante Atlético Rafaela, no ha conseguido vencer de nuevo.
Para más inri, ninguna noticia esperanzadora a nivel institucional en el que es un claro ejemplo de un club tomado por las barras bravas y sin ningún tipo de transparencia casi desde que, con la venta de 'Kun' Agüero se pensase en un buen futuro con dinero para abordar empresas a la altura de la historia del club.
Tampoco bajan más tranquilas las aguas en La Academia. Si bien queda lejano aquella temporada en la que pasó de estar a punto de desaparecer a lograr el Apertura de 2001, la corrupción también ha sido habitual en las oficianas racinguistas.
Pero al contrario que pasa con su vecino, la trayectoria deportiva de Racing, se ha permitido dar alguna alegría en forma de una regularidad positiva en los últimos años, de la mano de interesantes contrataciones como las de los colombianos Teófilo Gutiérrez y Giovani Moreno.
Con todo, en horas bajas, pero con la máxima rivalidad de siempre, el Juan Domingo Perón recibió a los dos equipos de Avelleneda que no brindaron un buen partido, pero que su gente se encargó de levantar con una puesta en escena envidiable.
