El otro Pizzi

El mote del nuevo delantero del Atleti homenajea al punta hispano-argentino

El nombre de Luis Miguel Afonso Fernandes no dice mucho a bote pronto. Si decimos que su apodo futbolístico es 'Pizzi' podemos asociarlo rápidamente al nuevo delantero del Atlético de Madrid, pero si además descubrimos que ese mote se lo pusieron en su barrio cuando jugaba con una camiseta del Barça en referencia a Juan Antonio Pizzi, nos presenta la ocasión perfecta para recordar al que fue internacional con la selección española entre 1994 y 1998.

Pizzi llegó a nuestro fútbol de la mano del Tenerife con 23 años. Era aquel Tenerife que de la mano de Jorge Valdano llegó a la Primera División y en el que jugó en dos etapas separadas por una poco afortunada cesión al Valencia la temporada 93/94. Pero a su vuelta se convirtió en el 9 del germen del mejor Tenerife de la historia, el que llegó a las semifinales de la UEFA de 1997.

Para llegar a esas alturas hicieron falta los treinta y un goles de Pizzi en la temporada anterior que le valieron para ganar la Bota de Oro de 1996 como máximo goleador en el Viejo Continente y para fichar por el Barcelona ese mismo verano, tras disputar la Eurocopa con España.

Con el cuadro azulgrana conquistó sus mayores éxitos colectivos pero siempre desde un papel de actor secundario. Coincidió su llegada con la de Ronaldo, por lo que su participación como titular fue reducida. Pero no importaba, Pizzi siempre cumplía y por ello se ganó rápidamente el cariño de la afición. Además el destino le reservó dos goles muy importantes en aquella campaña: uno de los tres que valieron para ganar la Copa de aquel año ante el Betis en el Bernabeu y uno de los cinco que le endosó el Barça al Atleti en la misma competición en aquel inolvidable 5-4 remontando un 1-4 en el Camp Nou.

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Tras la marcha del astro brasileño, Pizzi continuó siendo el primer delantero del banquillo tras Sonny Anderson antes de abandonar el club culé en 1998 para jugar en River, su Rosario Central (en dos etapas) y Oporto, antes de volver a nuestra Liga para un último servicio en favor del Villarreal que veía como su fichaje estrella, Martín Palermo, caía lesionado de gravedad.

Pizzi fue un delantero al que no le importó no ser el nueve referencial cuando le tocó afrontar la madurez de su carrera y esa responsabilidad la aplica ahora en una interesante carrera como entrenador donde, tras un paso por Chile con altibajos, lucha para llevar a la máxima categoría al equipo de su vida: Rosario Central.

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