El Maestro contra las cuerdas
Arsene Wenger en el punto de mira
Arsene Wenger (Estrasburgo, Francia, 22 de Octubre de 1949) es sin duda alguna una de las caras más reconocidas del fútbol inglés. Miembro del selecto grupo de técnicos respetados, considerados maestros de las artes futbolísticas británicas y únicos capacitados para dar abiertamente su opinión sobre el cualquier tema.
Padre futbolístico de la mejor era del Arsenal en materia deportiva, al menos de las más recordadas.
Un técnico que llegaba en el año 1996 procedente de la siempre desconocida, o al menos mediaticamente, J-League japonesa, donde había dirigido tan solo durante una campaña al Nagoya Grampus.
Un periodo de tres años en los que el conjunto gunner se codeó junto a los mejores, pero no por nombre, como puede ocurrir hoy en día, sino por méritos propios, por la gloria futbolística de lograr en varias ocasiones campeonatos como Premier League, FA Cup o Community Shield. Resultados no casuales que escondían una filosofía, un trabajo de un técnico que asombró al fútbol europeo.
Destacable por encima de todo, no por ello más importante, pero sí quizás más meritorio el campeonato doméstico inglés que lograron los cañoneros en la Temporada 2003/04, cuando el Arsenal cerró la temporada en primer lugar y con cifras evidentemente de campeón, pero no de un campeón cualquiera, ya que 38 encuentros disputados en aquella Premier League se tradujeron 26 victorias y 12 empates, sin contabilizar derrota alguna en su particular casillero.
Aquel Arsenal en el que militaban jugadores como Thierry Henry, Seaman o Dennis Bergkamp. Además, el técnico francés hacía aterrizar en el mítico estadio de Highbury jugadores franceses muy desconocidos para la parroquia londinense como Nicolas Anelka, Emmanuel Petit o Patrick Vieira, futbolistas que fueron claves determinantes en aquel extraordinario logro.
Una etapa gunner que se tradujo en 2 Premier League, 3 FA Cup y 2 Community Shields. Sin duda, la última etapa dorada del conjunto londinense. De aquello hace ya casi una década, y evidentemente la afición de la Orquesta Sinfónica de Londres comienza a preocuparse seriamente con vistas al futuro.
De aquel éxito tan solo queda el recuerdo, el recuerdo de una época exitosa en la que triunfó el fútbol, donde se codeaban realmente con los grandes. Lejos, muy lejos de lo que actualmente se vive en Londres con la institución gunner.
El verano de 2011 será recordado por Arsene Wenger como aquel en el que su filosofía y proyectos quedarían, preocupantemente, cojos. Recordado como aquel en el que las dudas en torno a su figura y tristemente en torno al futuro del Arsenal se instalarían para hacer más aguda la tensión y responsabilidad de dirigir al que todavía es considerado en el fútbol europeo como una de las potencias.
Un tema principal, o dos. La marcha de jugadores y la puesta en duda del peso de jóvenes promesas para aspirar a títulos.
Cesc Fábregas, el hijo futbolístico por excelencia de Wenger, abandonaba el proyecto, se marchaba finalmente cumpliendo su sueño de fichar por el Barcelona, desmoronando por completo el esquema gunner. No ha sido el único, otros como Eboué o Almunia, algo menos importante de cara a la galería, también han decidido hacer las maletas. Pero todavía hay más, pese a que el pasado fin de semana jugara por orden del técnico, Samir Nasri será el siguiente en salir con destino Manchester, donde los petrodólares parece que le seducen más de cara al futuro.
Pérdidas importantes que reflejan la esterilidad de un proyecto, de una filosofía que ya no convence, que ya no cuela y que pone en duda las dotes maestras del entrenador francés.
El pasado fin de semana se disputaba la Segunda Jornada de la Premier League en su Temporada 2011/12. El Arsenal recibía en el Emirates Stadium al Liverpool y el resultado final dejaría tocados moralmente a los locales, ya que la victoria red por 0-2 ha puesto seriamente en el punto de mira al técnico galo.
A la afición ya no cree en los jóvenes valores. O quizás sí, pero en su justa medida. La media de edad joven ha sido el factor principal a destacar en el Arsenal de las últimas temporadas. Una filosofía que sí, puede ser diferente, quizás especial, pero que en materia de títulos se ha traducido en 6 años consecutivos con un cero en su casillero de logros.
La afición comienza a estar cansada de ver como los únicos resultados positivos se producen en las arcas del club, ya que la política de jóvenes valores se basa en la compra de futbolistas en formación, se les da una oportunidad única en sus respectivas vidas, muchos logran al menos llegar a la primera plantilla y posteriormente son vendidas a otros clubes sacando beneficio.
La temporada que recientemente ya ha comenzado en Inglaterra no se presenta nada positiva, nada ilusionante y evidentemente desde las altas esferas preocupa seriamente.
Por si la situación del técnico fuera ya lo bastante preocupante ha recibido la noticia por parte de la UEFA de que será sancionado con dos encuentros por haberse comunicado con su segundo técnico y confidente durante el pasado encuentro disputado en Londres frente al Udinese, correspondiente a la Fase Previa de la UEFA Champions League. La acción de comunicarse con el banquillo desde la grada está totalmente prohibido, evidentemente al estar sancionado se trata de ello. Arsene Wenger fue cazado por el máximo organismo del fútbol en el viejo continente y deberá cumplir una nueva sanción.
Un técnico conocido en el fútbol europeo, tratado de usted por muchos, considerado un maestro por otros y que vive actualmente con total seguridad sus momentos más críticos como técnico profesional.
Por el momento la destitución no se ha planteado desde las altas esferas del Emirates Stadium, pero las sensaciones, el ambiente y los resultados deportivos no son, al menos, ilusionantes.