Dos goles de Suárez meten a Uruguay en la final

Perú no pudo hacer daño a La Celeste

Nadie esperaba un partido de fútbol puro entre Uruguay y Perú. Hablamos de un partido que midiese sus fuerzas de igual a igual. Sus entrenadores, los dos uruguayos, Tabárez y Markarián, saben mucho de esto y, a su manera, anteponen la victoria y más a estas alturas de campeonato.

Sorprendió, eso sí, que Perú tuviera una posición sobre el lamentable césped de La Plata más avanzada que en otros partidos, justamente ante un rival que te come en los espacios.

Y eso fue lo que se vio durante la primera mitad: a una Uruguay que a base de empuje metía atrás a Perú, que con pelotas paradas ponía el 'uy' en el aficionado y en general, ataques quizás trabados, pero llenos de verticalidad y sentido posicional que ahogaba mucho a los peruanos.

Perú, por su parte, confiaba mucho en el trabajo de Guerrero y en la conducción de Vargas, no fue la noche de Advíncula y desde luego, sus jugadores de corte más defensivo tenían suficiente trabajo como para permitirse una alegría en ataque.

En este periodo Fernández tuvo trabajo, mucho, pero por suerte en remates que no salían con limpieza. También contó con el acierto del línea al anular un gol de Pereira tras una prolongación de Lugano en una falta lateral de Forlán. Guerrero estuvo a punto de conectar un pase raso de Vargas en la ocasión más clara si exceptuamos tiros de larga distancia en este primer periodo que acabó con el mismo marcador que arrancó.

En la segunda parte Uruguay afinó la puntería y mató a Perú en cinco minutos. Antes del minuto diez, Forlán recibe en la derecha, conduce unos metros y se saca un disparo seco a la base del palo que Fernández no logra blocar dejándo el balón muerto para que Suárez llegara el primero para cruzar el balón. El gol desató la locura entre la numerosa hinchada uruguaya y fue un palo psicológico para Perú que sólo cinco minutos después, veía como Álvaro Pereira (que cuajó un enorme partido por su banda) ponía un balón con mucho efecto al espacio para encontrar a Suárez quien regateó a Fernández y marcó el segundo en su cuenta y en el partido a placer.

Aquí murió definitivamente Perú. Tenía una imporante distancia que recortar y veía que Uruguay, en dos toques, se plantaba con facilidad en su área. Maniatados y con poca creación tuvieron en un disparo de Guerrero desde la frontal que a punto estuvo de colarse tras una mala acción de Muslera, su ocasión más clara.

Fruto de esa impotencia, Vargas, que ha jugado un gran torneo, empañó su participación al ser expulsado por una entrada desmedida a Lugano.

Así, Uruguay vovlerá a jugar una final once años después de la última con un equipo terriblemente sólido donde el cambio de tres a dos delanteros ha dado un equilibrio decisivo para mejorar su juego de ataque. Perú se marcha con la cabeza alta, habiendo jugado un fútbol muy por encima de lo que muchos esperaban y con una confianza en sus virtudes admirables.

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