Víctor cierra el círculo

El fútbol está lleno de mitos: los máximos goleadores, los que más partidos han jugado, las carreras más longevas o los que más títulos acumulan. Raro es que la memoria colectiva albergue espacio para más leyendas.
Pero existen otro perfil de jugadores que humanizan el juego y que no, injustamente suelen caer en el olvido tan pronto salen de Primera División hacia una categoría inferior o hacia el extranjero.

Esta semana hemos conocido que uno de estos ‘grandes modestos’ cambia de equipo: Víctor Fernández jugará la próxima temporada con el Leganés, el equipo en el que empezó en sus inferiores antes de ser captado por el Real Madrid con dieciocho años.
Han pasado veintidós años desde que salió de la cantera pepinera y ahora vuelve descartando alguna oferta de Liga Adelante.

Pero la historia de Víctor ha sido la carrera de un jugador de los que ya parece no tener cabida en el fútbol de máxima exigencia pero que ha estado presente en los grandes éxitos de ‘los modestos’ de la Liga.
Tras salir del Madrid B, llega al Tenerife con quien debuta en Primera, para pasar la temporada siguiente cedido en el Toledo y volver a cuadro chicharrero en el que es parte importante de su clasificación para la UEFA.
En 1996 ficha por el Valladolid donde permanece cuatro años y con el que también vive un momentó histórico para la entidad al clasificarse para la UEFA en su primera temporada y convertirse durante esa etapa en uno de los estandartes del equipo en Primera.

En 2000 el Vila-Real apuesta fuerte por su contratación en su ambicioso proyecto de afianzarse definitivamente en la categoría y es, en parte, a los goles de Víctor como lo consigue hasta clasificarse por primera vez en su historia para la UEFA vía Intertoto.
En 2004, ya con treinta años acude a la llamada de su Valladolid con el vuelve a Segunda pero con el que trabaja para ascender en 2007 de nuevo a Primera.
Con treinta y tres años a penas juega en las dos temporada que juega en Primera y acepta, en 2009, una nueva llamada para otro proyecto con aspiraciones de crecimiento: el Cartagena.

El menudo delantero extremeño no nota el peso de la edad y durante las dos temporadas que jugó en el club albinegro estuvo a punto de meterlo en la máxima categoría de nuestro fútbol con unos números goleadores que le convierten rápidamente en uno de los ídolos del Cartagena.

Y así llega al día de hoy, con treinta y siete años y libre tras no renovar con el Cartagena a cerrar el círculo volviendo a su primer equipo, el Leganés, para liderar, como no podía ser de otra manera, un equipo con aspiraciones de ascenso.

La historia de Víctor Fernández es la de un delantero que sólo quería meter goles más allá de la gloria de los títulos y del glamour de los grandes, parecía ser más feliz participando en gestas de equipos pequeños y por eso, por querer repartir la alegría entre más equipos, merece un puesto de honor en la historia reciente de nuestro fútbol.

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