La década prodigiosa de Materazzi
Te contamos los últimos años del jugador
Saltaba ayer la noticia de que Marco Materazzi había llegado a un acuerdo con el Inter de Milán para rescindir su contrato (le quedaba un año) para buscar una salida en busca de más minutos, seguramente en un club de menor exigencia ya que a sus casi treinta y ocho años y teniendo un juego tan físico, sería arriesgado apostar por él para un equipo de primerísimo nivel.
Llegó al Inter en 2001 tras llegar a la Serie A con el histórico Perugia (con una cesión al Everton inglés de por medio) y rápidamente encajó en el equipo siendo indiscutible desde su primer año hasta hace un par de temporadas, donde las llegadas consecutivas de Samuel, Chivu y Lucio fueron protagonizando el relevo generacional ya bien pasada la treintena, si bien es con esa veteranía cuando comenzó a ganar títulos, en especial en ese mágico 2010 donde ganó el Scudetto, la Coppa, la Champions, la Supercoppa y el Mundial de Clubes.
Dentro del vestuario y para la hinchada neroazurra, es uno de los jugadores más carismáticos y líderes dentro y fuera del campo, siendo principal motivo para su presencia hasta ‘que él ha querido’ pero más allá de Milan, hablamos de uno de los jugadores más duros que se ha visto en los últimos veinte años en el fútbol Mundial y, en el Calcio, son recordados sus piques con Shevchenko o Ibrahimovic a lo largo de sus años de rivalidad en el Scudetto, aunque tanto el ucranio como el sueco se cobraron la venganza.
Pero fue en el partido más importante de su carrera, la final del Mundial de 2006, cuando protagonizó el triste episodio que le incluyó en la historia del fútbol mundial.
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A partir de aquello ya se olvidaron sus virtudes para el fútbol y se revisaba con lupa todos y cada uno de sus gestos en el campo. Y supo vivir con ello hasta el punto de aprovechar ‘ese tirón’ y publicar una biografía donde contaba con más detalle su incidente con Zidane.
Quizás su última gran imagen dejó sorprendido a más de uno. Fue en la final de Madrid, ya finalizado el partido, cuando de camino al autobús para marcharse del estadio es avistado por Mourinho, que iría a cerrar los últimos flecos de su llegada al equipo blanco.
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A grandes rasgos, Marco Materazzi es uno de esos jugadores que sólo podrías excusar en tu equipo y que, fuera de él, no le ves ningún sentido a su carrera, y quizás por esto, es uno de esos jugadores que nos demuestran que, en medio de todo lo que mueve hoy el fútbol, su esencia nace de la naturaleza humana.
