Algunas mezclas no son positivas
Se aprovechan unos de otros

Los profesionales del fútbol afirman en multitud de ocasiones que tanto política como deporte deben separarse, ya que suelen llevar a muchas confusiones y temas que es mejor tratar por separado.
Sin embargo, esto no ocurre.
Lógicamente la política debería estar por encima del deporte, especialmente el fútbol, ya que un país debe estar bajo la responsabilidad de un gobierno que lleve a cabo cualquier medida para satisfacer las necesidades de la población y tratar de llevar a cabo un sistema eficiente.
Sin embargo, en muchas ocasiones (más de las aparentemente normales) la política se aprovecha del poder mediático del fútbol, que llega a cualquier sitio del planeta. Una situación que sirve para obtener beneficios propios por parte de los políticos. Tristemente, ambos aspectos de la vida, política y deporte, van unidos de la mano en más ocasiones de las debidas.
Esta misma semana existe la polémica con el cruce de declaraciones entre Miguel Ángel Revilla, presidente de Cantabria, y Augusto César Lendoiro, máximo dirigente del Deportivo de la Coruña.
Un supuesto acuerdo entre Sporting de Gijón y Racing de Santander el pasado domingo en el Molinón ha despertado un polémico cruce de declaraciones entre ambas personalidades en torno al denominado 'Pacto de Llanes'.
Todo comenzó cuando el presidente cántabro afirmó sentirse contento por la derrota del conjunto de su Comunidad Autónoma frente al Sporting de Gijón. Palabras que Lendoiro, presidente del Deportivo, no aceptó de buen gusto, ya que el triunfo asturiano perjudicaba al conjunto gallego en la lucha por la permanencia. Una discusión que mezcla deporte y política.
Esta misma temporada, uno de los resultados más famosos, la conocida manita del Real Madrid por 5-0 frente al Barcelona se disputó un lunes. Una fecha poco aceptada por los aficionados. Sin embargo, todavía levantó más polémica por el retraso en la fecha de la disputa porque el domingo anterior se iban a llevar a cabo las elecciones catalanas. Un acto electoral, político, que manipuló en cierta medida la disputa del clásico del fútbol español.
Un organismo tan fiel a sus estilos, a sus raíces, como es la UEFA ha permitido este mismo año durante un encuentro que se expandiera una pancarta política que la presenciaron millones de personas en toda Europa. Un gesto que pasó inadvertido, pero que nuevamente volvió a ser utilizado por la política para llegar a sus seguidores.
Siempre es común ver a los políticos autonómicos poniéndose camisetas de equipos de fútbol, baloncesto y demás deportes cuando éstos logran éxitos.
Todo queda muy bien de cara a la galería, pero siempre esconde un mensaje político que utilizan los representantes del pueblo para ganar afinidad y finalmente lograr un voto.
Lo realmente grave de todo esto es la aparente importancia de ambos apartados. Supuestamente la política debería estar por encima del deporte teniendo en cuenta el poder de importancia y relevancia directa sobre la población, pero en muchas ocasiones, quizás más de la que se debería, la política utiliza el deporte para hacer uso promocional e incluso para buscar votos que otorguen una victoria final en las elecciones.
Una situación lamentable que sigue dándose temporada tras temporada.