Con la pólvora mojada
Los delanteros sufren sequías goleadoras temporales
Fútbol son goles, y los goles son el principal factor de este universo llamado fútbol. Un deporte que supera el término en sí, que genera miles de millones de euros anualmente y que mueve a las masas como si de una propia religión se tratase.
No hay mayor explicación que afirmar que es fútbol, simplemente fútbol, el resto lo hace la afición al deporte rey.
El fútbol son goles y de ellos viven como si su vida fuera en ello los delanteros. Universalmente conocidos como los encargados de hacerlos subir al marcador.
Se habla de máximos goleadores, cifras anotadoras, títulos al fin y al cabo.
Sus nombres quedan grabados en las citas importantes, como por ejemplo Andrés Iniesta en la pasada Final del Mundial de Sudáfrica, o por ejemplo Juliano Belletti en la Final de la UEFA Champions League disputada en París en el 2006.
Goles, el más minúsculo factor del deporte rey, del deporte más seguido y admirado del Mundo.
Sin embargo existen rachas goleadoras que lejos, muy lejos, quedan de cualquier síntoma de admiración y éxito.
Las temidas sequías goleadoras se instauran en determinados jugadores durante un determinado periodo de tiempo, provocando incluso ansiedades, desesperación o bajones morales que acaban en éxtasis cuando se reencuentran con el gol.
Un nombre destaca actualmente por una situación así, Fernando Torres.
El actualmente jugador del Chelsea no ha logrado marcar después de 11 encuentros oficiales con su nuevo club, lo que ya ha despertado un serio debate en torno a su fichaje y a Roman Abramovich se le suma un nuevo problema. Su situación personal se suma a la Selección Española, en la que su rendimiento goleador ha bajado notablemente.
Sus 50 millones de libras que costó el traspaso desde Liverpool a Londres pone la guinda mediática a una situación que ya comienza a desquiciar a más de uno en Stanford Bridge. Ejemplo de ello fue la sustitución de Fernando Torres en el descanso del pasado Manchester United-Chelsea de Liga de Campeones por su compañero Didier Drogba sin aparentes signos de lesión, lo que crea la duda en torno a la relación deportiva entre técnico y delantero.
Diego Forlán es otro de los afectados. Su situación temporada tras temporada sufre un bajón deportivo a mediados de temporada en las que el delantero uruguayo del Atlético de Madrid no ve puerta de ninguna forma. Es curioso que esta situación se repite desde su etapa en Villarreal y en dos ocasiones, pese al letargo goleador, acabó siendo Bota de Oro al máximo goleador del viejo continente. Actualmente quizás viva una de sus sequías más acentuadas, ya que en 2011 (en torno a los 23 partidos) tan solo ha logrado marcar 8 tantos, cifras goleadoras muy lejanas a las que el charrúa tiene acostumbrado a sus respectivas aficiones, actualmente la rojiblanca del Manzanares.
David Villa vive también una delicada situación goleadora respecto a otras temporadas anteriores en las que se codeaba con el pichichi. Hasta la fecha, 'el Guaje' ha logrado la más que interesante cifra de 17 goles. Su situación no es crítica referente a los goles que lleva en su particular cuenta goleadora, sino en la cantidad de balones que desperdícia de cara a portería.
Numerosas ocasiones están siendo las que el delantero asturiano se encuentra con los largueros y postes de las porterías rivales, lo que se resume en tan solo 2 goles (ambos frente a la República Checa) en los últimos 11 encuentros oficiales que ha disputado. Una situación que preocupa teniendo en cuenta que es el principal delantero centro tanto en Barcelona como con el combinado nacional dirigido por Vicente del Bosque.
En lo que a clubes se refiere en la presente temporada el Hércules rompió una racha más que preocupante en lo que a goles fuera de casa se refiere.
El conjunto alicantino viajaba hace unas semanas a San Sebastián para enfrentarse a la Real Sociedad en el estadio de Anoeta. La llegada de Miroslav Djukic al banquillo herculano supuso un aire de moral para la plantilla que vencía por un claro 0-3 a domicilio.
El 0-1, obra de Javier Portillo, rompía con una racha goleadora preocupante lejos del José Rico Pérez que quedó en 1113 minutos sin marcar (desde la Jornada ).
Un clásico del fútbol mundial como Martín Palermo atraviesa estos días una de sus sequías goleadoras más serias. Con el encuentro del pasado fin de semana el delantero argentino suma 811 minutos sin marcar, acercándose lentamente a su mayor récord, establecido en 989 minutos sin marcar cuando Palermo militaba en Estudiantes.
Un caso curioso que el mundo del fútbol vive actualmente es el de Cristiano Ronaldo. El crack portugués del Real Madrid sufre ansiedad de cara al gol cuando suma dos encuentros consecutivos sin marcar, contraste curioso ante situaciones como las anteriormente comentadas.
Las temidas rachas sin marcar provocan ansiedad y nerviosismo en los delanteros, que tienden a buscar con más insistencia la portería rival, dejando de lado el colectivo. Todo ello incrementado por el poder mediático que los medios dejan caer sobre ellos aumentando el seguimiento de sus sequías.
Los delanteros viven del gol, pero cuando éste no aparece crecen los problemas, aumentan las ansiedades y se entra en dinámicas goleadoras cada vez más superiores.