Fútbol argentino: Un superclásico anémico para este fin de semana
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Seguramente nadie se equivocaría al decir que el superclásico del fútbol argentino que se viene para este fin de semana es uno de los más anémicos de estos últimos tiempos. Los números no mienten: River marcha en la 11ma. colocación, con 12 puntos cosechados en 9 partidos. Boca, por su parte, está 17mo., con 8 unidades en su casillero y tan sólo un encuentro ganado. Pero si la data meramente informativa no engaña, menos lo hace todavía el fútbol que despliegan ambos equipos domingo tras domingo.
Las realidades futbolísticas parecen estar invertidas de cara a este superclásico. Un irregular River, que alcanzó algo de alivio tras derrotar a Huracán en el pasado encuentro, se topa con que su defensa ha mejorado y que Vega está entre los porteros menos vulnerados. Pero lo que antes se le caía de los bolsillos, los goles, escasean y mucho para los "Millonarios" de Astrada. En Boca todo cambió. De ser un equipo con defensas legendarias, pasó a ser un auténtico coladero. A día de hoy, con 18 tantos en contra, es el más goleado del fútbol argentino.
Para colmo de males, ninguno de los dos llega en plena forma anímica. Si bien contra el "Globo" llegó un soplo de aire fresco que dejará trabajar a River con mayor calma durante esta semana, la relación del entrenador -y el club en general- con Ariel Ortega parece no tener vuelta atrás. En Boca, las declaraciones de referentes borrados como Hugo Ibarra no paran de sonar, sumadas a las críticas de los dirigentes por el mal juego exhibido.
Sin duda alguna, se viene un superclásico totalmente impredecible. Si siempre se dice que esta clase de partidos tienen una categoría aparte y que cualquier cosa puede suceder en ellos, este lo es aún más. Nunca ambos habían llegado tan repletos de incertidumbre. ¿Se levantará Boca y dará un golpe sobre la mesa en su propio estadio para reconstruir su ánimo? ¿Aprovechará River el flojo momento de su rival y buscará conseguir una victoria que le de el envión que le hace falta? Pronto lo sabremos.