Copa Sudamericana: River y Boca, la misma cara de dos monedas
"Las dos caras de una misma moneda", suele versar el dicho popular, aludiendo a una especie de Mr. Jekyll y Dr. Hyde que puede llegar a hacer su aparición en un momento dado y en cualquier circunstancia. Transpolando esa frase al universo en donde se encuentran actualmente Boca y River, los dos grandes del fútbol argentino, la afirmación tranquilamente podría ser la de "la misma cara de dos monedas". Es que, a pesar de contar con realidades diferentes, ambos están pasando por momentos más que magros desde el punto de vista futbolístico. Hasta tal punto que han quedado eliminados en la primera ronda en la que entraban en juego dentro de esta Copa Sudamericana. Pronto adiós para los de Gorosito y los de Basile de la "copa consuelo" que ofrece la CONMEBOL.
Lo cierto es que lo evidenciado por River y Boca en esta Copa Sudamericana no es más que una extensión de lo mal que vienen jugando los grandes últimamente. De todas formas, la realidad y el contexto son diferentes para ambos. A los "Millonarios" de acaudalados les queda el mote únicamente, ya que sus miserias superan a sus grandezas por varios cuerpos de ventaja en la actualidad. Ni la saludable reaparición de Ortega, ni las pujantes promesas que vienen por detrás han logrado equilibrar un presente que se presenta como paupérrimo, con la posibilidad certera de que el entrenador Gorosito pierda su cargo y, lo que es peor, con un equipo que no encuentra respuestas desde el juego en ningún momento. River no invirtió en su equipo (seguramente sus dirigentes saben que pierden las elecciones en diciembre y optaron por no hacer nada de cara al futuro, una actitud bastante común en personas que no saben que las instituciones están por encima de los nombres propios) y ahora lo está pagando caro.
Boca, en cambio, trajo algunos jugadores a pedido de Basile. Gary Medel cruzó los Andes para sumarse al elenco de la ribera. También retornó el "Pocho" Insúa, un predilecto del entrenador y cuenta con Juan Román Riquelme, un elemento de por sí diferencial dentro de un contexto como lo es el sudamericano. Pero, aún así, los auriazules no logran remontar su presente. Casi obligados a salir campeones para no quedar fuera de la próxima Libertadores, ya eliminados de la competición local y sin demasiadas miras de mejoría. Si bien los casos son diferentes, los padecimientos se están aproximando, por momentos. Boca parece estar sufriendo el mal que está aquejando al Milan en estos momentos: los que en algún momento fueron sus estrellas, cada año se van poniendo más viejos, siendo esta una realidad insoslayable. Mientras antes al Xeneize le bastaba con mantener un núcleo de jugadores, éstos ya no tienen la gasolina de antes para hacer las diferencias. ¿Tiempo de recambio?
Lo cierto es que, más allá del pobre momento de ambos, no es que fueron eliminados por un don nadie: tanto Vélez (verdugo de Boca) como Lanús (de River), son dos de los equipos que vienen haciendo mejor las cosas en el fútbol argentino desde hace algunos años, trabajando con una seriedad y con una gestión de los recursos mucho más austera y sabia que la de los grandes. Así es como, sumados a Estudiantes, encabezan la nueva vanguardia de un fútbol en donde los grandes (porque esto también incluye a Racing, Independiente y, en cierta forma, San Lorenzo) no levantan cabeza y dejan su sitio a otros con más empuje y un presente encantador.