Clásico platense: Estudiantes le birla la ilusión a Gimnasia sobre la hora

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Una nueva edición del clásico platense, acaso una de las rivalidades más desiguales y persistentes que existan en el fútbol argentino, se repitió en esta jornada de domingo. Si bien los presentes son disímiles (uno lucha por la permanencia; el otro tiene puesta la mente en la Libertadores), estos encuentros nunca dejan de tener un sabor especial y jugarse con el corazón. Los pronósticos previos quedan de lado cuando el árbitro decreta el comienzo del cotejo y los corazones comienzan a acelerarse sintiendo la adrenalina. Lo cierto es que, una vez más, el derbi fue más que vibrante. Y, otra vez más -aunque sin victoria a favor-, el que terminó sonriendo fue Estudiantes.

Después de un primer tiempo por demás de disputado, en donde las acciones vieron un poco de dominio para ambos lados aunque siempre con mucha igualdad, lo mejor pareció llegar en el segundo acto. Gimnasia no conseguía hacer mella con un poco inspirado "Pampa" Sosa, el pequeñín Niell correteaba por los extremos pero no lograba tener peso en la ofensiva. Algo similar sucedía del otro lado, donde los únicos balones que parecían tener algo más de certezas eran los que conducía su estratega, Juan Sebastián Verón. Así, la primera mitad de este clásico platense se moría en cero. La sensación de ser uno de esos partidos en donde el que primero hace el gol gana estaba latente.

Y, finalmente, fue Gimnasia el que lo consiguió. No estaba siendo precisamente el más fuerte en esa segunda mitad. Estudiantes estaba consiguiendo hacer algo de daño con su dominio posicional. La figura de Verón se agigantaba, aunque sus eternas molestias musculares y su cada vez mayor imposibilidad de terminar los 90 minutos de partido ponían un manto de dudas sobre lo que sucedería. Allí, justamente, llegaría el gol de Gimnasia. Desborde del juvenil Cardozo, centro perfecto para el anticipo de Cuevas y el delirio absoluto de una parcialidad que, paradójicamente, tuvo que hacer las veces de local en el reducto en donde siempre su eterno rival recibe sus visita.

Así, el encuentro se moría y parecía que Gimnasia iba por fin a quebrar la racha negativa que tiene contra Estudiantes. Pero abusó de hacer tiempo, escondió balones y se preocupó más porque el reloj corriera los minutos antes que por cuidar efectivamente el resultado. Braña avisó con un preciso testarazo lo que minutos luego finalmente se concretaría. Se jugaban 50 minutos del segundo tiempo y allí llegó el torrente de agua helada directo a la cara de los hinchas triperos. Sanchez Prette, quien había ingresado en reemplazo de la "Bruja", fue quien le quitó el dulce de las manos a los aficionados del lobo cuando ya estaban a punto de metérselo en la boca. Y, juzgando por lo que hicieron uno y otro dentro del terreno de juego, el reparto de puntos no le queda mal a uno de los derbis más estruendosos, coloridos y apasionantes que puedan verse en el mundo entero.

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