Nicolas Anelka: tiempo de resurrección

La vida de Nicolas Anelka es digna de película. La carrera del jugador nacido en Versailles tiene todos los ingredientes como para matizar las idas y vueltas, subidas y bajadas de un guión cinematográfico: una carrera meteórica que lo colocaba en su juventud como uno de los goleadores más promisorios de Europa, una compra inédita por parte del Real Madrid, el fiasco subsiguiente, su reinserción en el fútbol inglés, su vuelta a los abismos, la conversión al Islam, su resurgir futbolístico, el regreso a la selección gala, su vuelta a la primera plana en el fútbol mundial y hasta un penalti fallado decisivo en la pasada final de Champions. Todo esto sin contar con la enorme cantidad de millones que los diferentes clubes por los que ha pasado se han gastado en él. Hoy, a poco de llegar a las tres décadas de vida, tranquilamente puede decirse que "Le sulk" está viviendo algo así como una segunda juventud. O acaso un dignísimo ocaso de su carrera futbolística.

Nicolas Anelka comenzó sus andaduras futbolísticas en el Paris Saint Germain, donde todo un experto en ese arte de cazar talentos (el cómo lo dejamos para otro día) se lo llevó para Londres. Allí, Arsene Wenger se encargó de darle los minutos suficientes como para que ese joven que apenas había disputado un puñado de partidos en el PSG se convirtiera en una estrella en ciernes, un talento por pulir y con muchísimo de futuro. En sus tres temporadas en el viejo Highbury Park dejó una interesante huella que hizo que el Real Madrid, inevitablemente, pusiera sus ojos sobre él. ¿Sus ojos? No solamente: algo así como 5.000 millones de pesetas también. De repente, un chaval que había cuajado dos buenas temporadas en su estadía británica se enfrentaba al desafío de su carrera. Había sido una de las transacciones más costosas de la historia de este deporte y, por ende, se esperaba de él todo. ¿Y qué dio a cambio? Prácticamente nada. En su única participación anual en el equipo merengue tan sólo marcó cuatro goles. Demasiado poco para el "nuevo Ronaldo", como algunos se atrevieron a llamarle. ¿La peor contratación en relación coste-rendimiento de la historia del Madrid? Probablemente.

Allí comienzan sus años de declive, con altibajos que hacían pensar a la mayoría como uno de los fiascos del fútbol mundial. Vamos, que cuántas veces nos hemos desencantado con esas promesas que luego se quedan solamente en eso. Pasó por el Liverpool sin demasiado ruido pero sí lo hizo en el por aquel entonces mucho más modesto Manchester City. Allí el Fenerbahçe puso la pasta sobre la mesa y se lo llevó para el Ali Sami Yen, destino que atrajo a la "Pantera", acaso seducido por la cercanía con su conexión espiritual islámica (de hecho, su nickname para esta religión es Abdul-Salam Bilal). Tampoco en Turquía hizo maravillas:16 goles en 57 partidos le valieron su regreso a Inglaterra. Y acaso era la mejor decisión que pudo haber tomado en su vida.

Es que en el Reebok Stadium del Bolton es donde se volvió a ver lo mejor de él. En el Bolton Wanderers, un club mucho más modesto y con la consiguiente disminución de presión que supone estar en un grande, Anelka volvió a exhibir su variedad de recursos goleadores: 11 goles en 22 partidos durante el último semestre de 2007. Hasta tal punto que el Chelsea se fijó sorprendentemente en él para que sume minutos dándole aire a los hombres de arriba. Drogba era el arma fundamental, eso estaba claro, pero Shevchenko no cuajaba en el team de Avram Grant, Malouda no es un goleador nato y de Pizarro casi se habían olvidado que estaba fichado. Vale decirlo: su primer mitad de año no fue para nada fabulosa y hacía creer que su carrera ya estaba decididamente finiquitada. Pocos goles, pocos minutos y el doloroso recuerdo de fallar el penalti decisivo que pudo haberle dado la primer Champions League a los "blues" londinenses.

Pero hoy por hoy todo ha cambiado. Con Drogba lesionado y con Scolari en el banquillo, Anelka está cobrando nuevamente un protagonismo mucho más cercano a lo que se esperó de él en sus comienzos. Un resurgir impresionante, un cambio de chip cerebral notorio y una implicación en el juego del equipo multimillonario lo han convertido en el top-scorer de la Premier League, de momento. Con 13 encuentros disputados, el francés de ascendencia en Martinica, lleva marcada la friolera de 12 goles. Cuatro más que el supermediático Cristiano Ronaldo y el "tapado" Zaki, cinco más que el buque insignia del City Robinho y los buenos valores británicos que son Darren Bent y Agbonlahor. De seguro, la ciclotímica vida de Nicolas Anelka nos tiene preparada alguna que otra sorpresa más. Pero, mientras tanto, disfruta de una recta final de su carrera mucho más cercana a aquellos días de gloria en el Arsenal que del ostracismo madridista.

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