¿Es el momento de Maradona?

La noticia tomó a más de uno por sorpresa. Así, y casi de repente, cuando todo el mundo periodístico esperaba -de seguro- alguna charla de rigor con los candidatos restantes como antesala para la definición del responsable de sentarse en el banquillo de la selección argentina, la decisión estaba tomada. O al menos eso es lo que afirmó el protagonista principal de la cuestión. Lo cierto es que Julio Humberto Grondona, el hombre fuerte del fútbol en la Argentina, ya le dio el visto bueno a Diego Armando Maradona, el mejor jugador de todos los tiempos, a que continúe su carrera con la elástica albiceleste a la que tantas satisfacciones supo darle, pero desde otro costado. No parecía nada sencilla la designación del 10 como futuro seleccionador argentino: tenía como principal rival ni más ni menos que a Carlos Bianchi. Pero es su momento, su turno, lo que tanto anhelaba desde que dejó de ser un jugador de fútbol, el más increíble de todos.
Ahora sí, ¿es el momento de Diego Armando Maradona para sentarse en dicho sitio? ¿Lo avalan los resultados, su experiencia, su peculiar carácter personal? ¿Podrá llevar el timón de mando de una selección que está atravesando por algo parecido a una crisis (sobre todo de juego)? Esas son las preguntas más difíciles de responder. Todo parece que el de Villa Fiorito está en un estado de lucidez bastante diferente al que tenía algunos años atrás, en donde coqueteó con la muerte. En ese sentido, ahora se lo ve mucho más entero, sosegado y hasta coherente, por momentos, algo no siempre fácil de ver en el "mundo Maradona". Vale decir que sus antecedentes como entrenador distan bastante de ser buenos (dos experiencias en la liga Argentina durante sanciones por dopaje cuando era jugador: Mandiyú de Corrientes y Racing Club de Avellaneda; en ambas duró un puñado de partidos al cargo), es todo un interrogante lo que pasará con la selección de los jugadores y también con la elección de sistemas de juego. Pero contará con un importante cuerpo técnico que lo respalde para colaborar en la toma de decisiones. Tal vez el principal problema sea su impetuoso e imprevisible carácter: que se preparen los medios para vivir ruedas de prensa calientes, que los jugadores estén dispuestos a tolerar retos en tonos elevados y que la opinión pública se prepare para recibir mensajes desconcertantes. Pero, ¿cómo negarle al máximo representante futbolístico de una nación dicha posibilidad?
La principal razón por la que esta persona, responsable directa de que el fútbol sea considerado un arte, sea el designado obedece a una razón fundamental: el cambio de dirección que se plantea abordar en la selección argentina. Ya no más entrenadores personalistas, que acaparan en una sola figura todo el trabajo. Ya no más seleccionadores que vayan a contramano del estado de forma con el que llegan los jugadores "europeos" a entrenar al predio argentino en Ezeiza, algo que ya tenía fastidiados a chavales que nunca estuvieron supieron habituarse a la laxitud y falta de rigurosidad del "Coco". Está claro: la idea de Basile ya resultaba anticuada en todos los sentidos. Lo palpaba la gente, lo palpaban los dirigentes y hasta los mismos jugadores, principales ofuscados con el anterior seleccionador. Ahora, al parecer, se priorizará un trabajo más integral. El manager general de la Argentina será Carlos Salvador Bilardo. Si bien el ex campeón del mundo ya está avanzado en edad y desempeñando otro tipo de funciones (es secretario de deportes de la provincia de Buenos Aires), es garantía de rigurosidad, trabajo obsesivo y no dejar ningún detalle librado al azar. Él será el principal nexo en común que tendrán todos los presumibles participantes del cuerpo técnico que acompañarán a Diego: Sergio Batista (seleccionador juvenil y medalla de oro en los JJOO con la Sub-23), Pedro Troglio (ex jugador de la selección, actual entrenador de Cerro Porteño en Paraguay), José Luis Brown (campeón del mundo en el 86) y Hector Enrique (idem anterior), entre otros.
La pluralidad de voces parece ser un aspecto interesante y un tour de force necesario para una selección que se estaba viendo rezagada desde aquel memorable título del 86 y la final perdida en Italia 90. Ya no sólo las decisiones serán comentadas entre varios, sino que serán entre varios de experiencia en asuntos de selección y con visiones diferentes, lo que puede enriquecer el potencial de la albiceleste. Justamente, por la cabeza de Grondona pasaba un proyecto de estas magnitudes. Y sólo Diego era el único que estaba dispuesto a compartir sitio con otros compañeros subrepticiamente. Pero si también Maradona fue designado es por una sencilla razón, acaso una de las más importantes de todas: el 10 es EL representante del fútbol argentino en el mundo, el mejor de todos los tiempos, alguien a quien la gente no pondrá en discusión y con el que se podrá trabajar tranquilo, más allá de las voces de disidencia que ya se están manifestando. ¿Qué es lo que sucederá? Pues a esperar. Por lo pronto, en febrero el "Pelusa" tendrá su debut en el banquillo. La algo alicaída Francia de Raymond Domenech lo espera como una buena medida para un estreno en tamaño lugar. El que siempre anheló, el que ahora tiene.