NYCity o RedBulls: ¿Cómo elegir tu equipo si eres neoyorkino?

Ya no es dudar entre comprar la entrada para los Mets o los Yankees. Ahora, se duda de qué equipo hay que ser: ¿New York City FC o New York Red Bulls?

Subí a la última planta, divisé alucinado el espectacular paisaje del Skyline y sentí aquél golpe de corazón del que uno es consciente cuando la situación le supera. Sí, estaba en el cielo del mundo moderno, en la cúspide empresarial, en el corazón del lugar socialmente más imponente del planeta. El Rockefeller es uno de los edificios más singulares de todo el mundo y hace muchos años se convirtió en cita ineludible para cada turista en Nueva York (también está la idea de subir al Empire State, pero es más caro y te perderás justamente disfrutar de él desde el edificio de enfrente). Puede que sea uno de los lugares que más satisfacciones y convicciones ha disparado en el ser humano pues cuando uno está allí y mira abajo, se cree capaz de todo en aquél universo paralelo llamado primer mundo. Cuando la ansiedad del lugar y la constante repetición de fotos de todo aquél que hasta allí se asoma, va desapareciendo, noté que era momento del siguiente plan de la lista y ese, era una visita obligada a algún evento deportivo de magnitud yankee. No hay ciudad que visite que no tenga un día reservado para compartir la cultura deportiva del país y, por ser USA y Nueva York, la idea de algo ‘patrio’ era muy fuerte.

La realidad es que mi primera intención siempre habría sido el fútbol pero no era época de campeonato (la MLS comienza cada mes de marzo y aunque estábamos en julio, en aquél momento se estaba disputando la Copa de Oro y el torneo estaba parado) y eso abrió las posibilidades. No era época de NBA y ganó enteros el béisbol. Siempre hermanado con los menores, acabé viendo a los NY Mets (el primer club de cualquier deporte nacido en NY) y disfruté de un mundo desconocido pero enteramente estadounidense. Aprendí, sí, pero me quede sin fútbol. Casi perdía toda esperanza en notar presencia futbolística allí cuando, al salir del estadio, vi a unos chicos vestidos con camisetas de fútbol. Unos latinos, otros neoyorkinos. Me contaron que estaban disputando un torneo entre barriadas y que ellos eran los campeones. No pude negarme a verles jugar y, cuál fue mi sorpresa, que al pisar suelo, me encontré canchas y canchas repletas de chicos disputando partidos, jugando con la pelota y en una perfecta coordinación organizativa-competitiva. 52 equipos, más de 780 jóvenes jugadores y una enorme presencia de patrocinadores, me dejó atónito. “Y en Europa pensáis que no se juega al fútbol aquí”, me comentó un entrenador.

Sí. Se juega y mucho. Hoy, el fútbol supera a cualquier otro deporte en USA en cuanto a practicantes jóvenes, lo que asegura un futuro brutal. Aquí resulta imposible que la mirada no oculte ideas y metas comerciales. No se mira únicamente competir, sino ganar muchísimo dinero, lo que genera una vertiente diferente al resto de ciudades y franquicias. Pese a todo, como dijo en 1958 el senador Kenneth Keating, “en NY no se puede ser fiel o leal a un solo equipo, sino que esta ciudad se debate siempre entre intereses divididos”. En New York, el debate empieza a cambiar de nuevo. Ya no es dudar entre compra la entrada de los Knicks o los Nets. Ya no es dudar entre comprar la entrada para los Mets o los Yankees. Ahora, se duda de qué equipo hay que ser: ¿New York City FC o New York Red Bulls?

New York City FC: Lo artificial del fútbol

Estaban dolidos, indignados y profundamente cabreados. La estrella principal de su proyecto, el estandarte clave de que ellos defendieran el que iba a ser su nuevo club y el talento mediático que les había colocado en los periódicos de todo el mundo, no era tal. Frank Lampard, ese emblema del Chelsea y mito del fútbol inglés moderno, había sido tan ‘manipulado’ por sus contratos como se sentían los hinchas. Cuando el futbolista dejó ‘su’ ansiada camiseta blue londinense, tenía pensado seguir su carrera dando el salto a una aventura en la MLS con la nueva franquicia de NYFC. La indignación de los nuevos hinchas, que días atrás posiblemente ni eran aficionados al fútbol pero cuyo fichaje de renombre les hizo interesarse, comprarse camisetas y entusiasmarse con un nuevo club al que desde ahora iban a apostar, fue en aumento. Abucheos, críticas, pequeñas reuniones para manifestarse y hasta denuncias a la directiva y el jugador. Y todo, porque ese contrato estelar estaba más que condicionado a las exigencias deportivas del Manchester City, dueño del MCFC y, al parecer, de las emociones de los hinchas pese a que su franquicia esté a miles de kilómetros y en otro continente. Lampard no iba a llegar aún pese a la campaña publicitaria que hizo que su club ganara afectos y dinero por diferentes vías.

Esa ‘manipulación’ ha sido el saludo inicial y el pistoletazo de salida para la historia del nuevo equipo neoyorkino, que en días pasó de ser el de mayor expectación a ser el más odiado. La respuesta de quienes son los culpables, ha sido tan brutal como sorprendente: "Es una muy buena señal que exista ya ese nivel de pasión justo cuando estamos naciendo”, dijo Tom Glick, presidente de NYCFC. Y pese a que desde el punto de vista romántico es una respuesta muy cruel, para su negocio, no le falta razón. En su campaña de estreno, jugarán en el imponente Yankee Stadium donde un día se hizo grande el Cosmos de Pelé, de quien pretende recuperar las tardes de soccer en la ciudad y la enorme expectación que generaba unir a suculentas estrellas del fútbol en la cancha. Por ahora, para su estreno esta campaña, ha conseguido 15.000 abonos que crecen día a día. Eso sí, resulta difícil ganar credibilidad cuando vistes con el mismo color que tu club dueño, cuando tus fichajes dependen de los movimientos de tu club dueño y cuando ellos deciden hasta cuando empieza a jugar tu estrella.

Y ahí radica el interés de la MLS, que quería alimentar como sea una rivalidad vecinal para tener mucha más presencia, fuerza y mediaticidad en la ciudad clave. Así lo explica Brian Toto, de la Third Rail, una sección de aficionados independientes del NYCFC: "La ciudad de Nueva York se ha muerto de hambre por un equipo de MLS y lo ha peleado muchísimo tiempo. Ahora por fin tiene uno”, expresó, marcando paso y mandando un mensaje a su rival (increíble decir esta palabra cuando aún ni se han visto las caras una vez). Esa historia que falta, de la que es ajena la ciudad y que necesitan en la MLS (entre otras cosas porque une las diferentes rivalidades del país en una misma jornada para ‘venderla’ a Heineken), es la que busca explotar como sea, con problemas o no, con éxitos o no y con fichajes mediáticos o no, NYFC. Los que ya hayan elegido el equipo celeste como su club en Nueva York, tienen claro su naturaleza ‘artificial’ pero entienden que el éxito es más cercano cuando tras de sí, tienes miles de millones para invertir.

New York Red Bulls: El pionero en el negocio

A estas alturas, es fácil adivinar que si el fútbol va a terminar por imponerse y ser uno delos deportes clave en el futuro de un gigante social como Estados Unidos, Nueva York era interés principal de explotación en ello. La lectura del fútbol aquí no es estrictamente académica, sino que impera una naturaleza comercial sin censuras ni tapujos. Por ello, si el nuevo club es un ‘millonario’ de origen árabe, el pionero fue un ‘millonario’ de origen austriaco. Sí, porque Dietrich Mateschitz, el inteligente inventor de la bebida Red Bull (se las ingenió en su momento para vender una receta similar a un jugo que bebió en Thailandia), hace tiempo que entró con fuerza en el fútbol y su marca patrocina y es dueño de clubes en Austria, Australia, Brasil y desde hace unos años, en Nueva York. Tan fuerte fue su apuesta que trasladó en 2010 a su club a la zona de Harrison, Nueva Jersey, para poder tener su propio estadio de fútbol (le costó unos 200 millones de dólares).

Desde ese momento y pese a que la zona no es la más adecuada por transportes y para lograr representar a Nueva York (porque Jersey es un área que los propios neoyorkinos consideran ajeno a la ciudad), deportivamente ha crecido curso a curso, ha logrado tener grandes estrellas comerciales (Henry o Cahill hasta este pasado curso) y ya fue sub-campeón el año pasado. Ahora, pese a que la afición no ha sido muy llamativa, sabe que la rivalidad entre el nuevo vecino y ellos, dará fuerzas a ambos.

"Estamos muy contentos de tener otro equipo de MLS en la zona. Va a ayudar a aumentar la conciencia y la cobertura de la MLS en Nueva York”, dijo Joseph Stetson, vicepresidente del Red Bulls. Lo que tampoco puede ocultar es que muchos aficionados al fútbol de la ciudad, siguen en contra de su club: "Yo era fan del antiguo MetroStars y crecí con ellos. Después, se convirtieron en los Red Bulls. Para mí eso era una falta de respeto. Tenemos la mejor ciudad del mundo y resulta que nos tenemos que vender a una empresa de bebidas energéticas”, apuntilló Andy Bajaña, del Bronx. Ellos, Red Bulls, aguantaron el aluvión de críticas que hoy soporta su nuevo rival, y aunque tienen una base más sólida, experiencia y jugadores comprometidos, cierto es que la capacidad de NYCFC parece aún mayor y hará peligrar su continuidad en el futuro.

Nueva York, el objetivo de crear base de fútbol

Un equipo en el que manda un millonario de Abu Dhabi y otro en el que manda un millonario de Austria. Pese a que su naturaleza comercial y estrictamente administrativa, no permite que la visión cultural del fútbol sea totalmente limpia, Nueva York lo intenta y con dinero, la realidad hace pensar que en unos años, gracias a la creciente rivalidad entre ambos clubes, todo mejorará. La meta es explotar los grandes porcentajes de jóvenes practicantes para terminar creando una base real y sólida de aficionados. NY representa una impresionante confluencia de la creciente popularidad del fútbol, el poder de Internet y el deseo entre muchos jugadores, de crear esa historia futbolera de la que adolecen. Y esta ciudad tiene más europeos, latinos y estadounidenses que ninguna otra. La fórmula del éxito ya está en marcha de nuevo.

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