El ‘Muelas’ de Universidad San Martín

El Universidad de San Martín de Perú ha ideado peculiares estrategias para lograr que aumente la afluencia en su estadio.

La humildad sigue siendo la nota dominante en la gran mayoría de rincones del fútbol sudamericano. Argentina y Brasil en primer lugar y Uruguay, Chile o Paraguay en un segundo escalón, pueden sacar pecho dentro de sus modestas economías pues, al menos, tienen una hinchada siempre fiel y apasionada a sus colores. En momentos de alegría, todos celebrarán a lo grande y cuando lleguen las ‘vacas flacas’, al menos habrá sectores que presenten interés en un cambio o revolución. Es el valor de las gradas. Por contra, hay quienes no logran levantar el interés de la sociedad que le rodea ni cuando uno resulta ser el campeón nacional y toca tirar de todo tipo de ideas y proyectos para atraer al público y mantener la ilusión a flote. Este problema, que puede resultar sorprendente, se está viviendo en Perú, donde la baja asistencia de público a los estadios obliga a indagar en busca de soluciones aunque seas el mismísimo campeón. Pregunten por el Universidad de San Martín.

El equipo ‘santo’, que apenas tiene 10 años de vida, es el mejor ejemplo del grito de campeón en tiempo record. Nacieron como equipo de la Universidad que da nombre al equipo y se hicieron S.A para comprar la plaza del Sport Coopsol, que ese año había salido campeón en la división de plata y tenía sitio asegurado en Primera. Tras unos años delicados, ya con el hoy reconocido como técnico Juan Antonio Pizzi en el banquillo, en 2006 participó en la ronda previa de la Copa Sudamericana y sólo unos meses más tarde, salió campeón del Apertura (tras vencer a Cienciano). Una ‘carambola’ le hizo terminar como Campeón Nacional tras el Clausura y acabó dando la sorpresa ante clubes potentes como el River Plate del ‘Cholo’ Simeone en la mismísima Copa Libertadores. Ganaron tres títulos cas consecutivos pero la sequía les asola desde 2010, intentando a toda costa nuevas fórmulas para recuperar y progresar como pretendían.

Pese a tal éxito (que rompió la hegemonía de los equipos punteros del país) y a la velocidad con la que el cuadro ‘albo’ se metió en torneos de primer nivel, su proyección corre un serio peligro de estancarse por culpa, curiosamente, de su hinchada. Se podría decir que no existe afición como tal ya (se habla de 3.000 como entrada máxima) que, según la federación peruana y sus estadísticas, la media de asistencia para ver a todo un campeón es de… 200 personas por partido (dato que, pese a todo, habría que oficializar de otra manera).

Hay citas que apenas se oyen los gritos de los jugadores y alguno con mayor suerte en el que los silbidos del árbitro se pierden entre el silencio. Para intentar evitar esa secuencia en partidos de carácter internacional y con el mundo mirando a través del televisor, la directiva universitaria empezó a pensar en tácticas para atraer a nuevos aficionados. La primera llegó aquella noche copera ante River, cuando se usó el mejor precio posible para que los estudiantes acudan al Monumental de Lima (con 40.000 asientos para uso del equipo), tan bueno, que les dejó pasar gratis. Además, y para incredibilidad de los europeos, los no universitarios y cualquiera que quisiera disfrutar de la Libertadores, sólo pagaría de 8 a 15 soles, es decir, de 2 a 5 euros.

[video:https://www.youtube.com/watch?v=ODYB72kIIBI]

Dentro de esta afición tan culta y completamente estudiantil, destacan sus ‘barras’, que al contrario que en el resto de Sudamérica, de violentos no tienen nada ya que, sin ir más lejos, tienen hasta una mascota (divertida por cierto) a la que llaman ‘Muela’ o ‘Muelíta’, más que nada para darse un homenaje ya que sus integrantes estudian odontología (ver Video). “Contra la U, casi al final del partido y con el campeonato en juego, me pasó de todo. Justo salgo del taxi, se acercan los hinchas rivales. Me rodearon, me sujetaron el disfraz y aunque no lograron quitármelo, intervino la policía. Solo pude entrar custodiado”, explicaba la cara desconocida de tan curioso hincha, ahora ya reconocido como Ricardo Tapullima. “Esto me ha cambiado la vida. Me hace tener energía positiva. Es un personaje que no fuma, no bebe y dice no a la droga. ¡Bienvenidos al club más sano del mundo”, repite…

Con este panorama, los únicos que sí demuestran su motivación son los propios jugadores, que repartirían 15.000 dólares de prima si ganaban a River. Su técnico, que no tiene miedo, sabe que la hinchada creía en su victoria y así lo ha reflejado estos días. Desde acá, cruzando el ‘charco’ y deseándoles suerte, aplaudimos su historia.

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