Eintracht Frankfurt, un continuo propósito de enmienda

El conjunto alemán ha ganado sus cuatro partidos disputados esta temporada y es la gran revelación de la Bundesliga.

El Eintracht de Frankfurt se ha convertido en la gran revelación de la Bundesliga 2012-2013 gracias a su excepcional arranque de temporada con cuatro victorias en cuatro partidos. José David López se encarga de analizar el fenómeno del 'Eintracht invencible'.

La simple y sincera determinación de evitar el problema, pecado o error en el futuro, debe regir nuestras premisas de estabilidad y felicidad. No sólo incluye la lucha por intentar que no se repita aquello que en el pasado nos debilitó y abochornó, sino también se auto-impone el esfuerzo por no acercarnos demasiado a esos desaciertos pretéritos nuevamente. Aparece la contrición, esa fuerza a renunciar con identidad y seguridad a toda aquella amenaza hacia nuestro bien espiritual, provenga de donde provenga. En Frankfurt, ese propósito de enmienda aparece desgraciadamente con excesiva facilidad, pues a pesar de tener más de un siglo de vida, ser respetado referente del fútbol continental en los 60 (donde perdió una final de Copa de Europa ante el Real Madrid), levantar la extinta Copa de la UEFA en el 80 y luchar por títulos entre ambas décadas, el pecado del Eintracht Frankfurt volvió a resurgir. Fruto de la nulidad de amor propio en sus decisiones y de errores graves en la gestión de sus recursos deportivos, el caos se apoderó de la institución en los 90, desde cuando su inestabilidad le impide responder como sus metas y obligaciones le exigen.

Pese a establecer un record por más puntos de su historia en la primera fase de la campaña y ser por entonces el club número 16 en asistencias a los estadios de toda Europa, la segunda vuelta fue absolutamente nefasta y acabó castigado. Sumando siete partidos sin marcar, cambiando de entrenador (Mikael Skibbe-Christoph Daum) y solo siendo capaz de sumar siete victorias en toda una campaña, la vorágine de despropósitos que convirtió su estadio en un latifundio de premios al rival e incapacidad rematadora, lo remató con un doloroso descenso hace dos años (siendo el equipo que menos goles anotó en todo el año y el que menos veces disparó a puerta). Una caótica noticia que, no obstante, obligaba a una nueva dirección, toma de decisiones y riesgos por encontrar la ruta de regreso a la élite. Esa, que ahora les sitúa colíderes de una Bundesliga donde sólo el Bayern les mantiene el pulso y donde marcan un record histórico como único club ascensor en ganar los cuatro primeros partidos de una temporada.

Quince caras nuevas, 7.4 millones de euros invertidos en fichajes y una clave absolutamente determinante, el trabajo continuado en una base con identidad y estilo agresivo como local, así como más inteligente y reflexivo a domicilio. El gran culpable de la transformación revelación de Europa es un clásico de los banquillos como Armin Veh (tan obligado a la renovación como la naturaleza de su propio club indica), encontró un merecido trampolín cuando ganó la Bundesliga en 2006 con el Stuttgart, para caer en picado inevitablemente con dos proyectos posteriores donde la apuesta era más que atractiva (Wolfsburgo y Hamburgo, donde sí disponía de mayores atributos financieros). Su caché perdió fuerza necesaria como para seguir aspirando a retos mayores y se recicló con un año en el segundo nivel germano que, a la postre, lo ha restructurado nuevamente en la élite con este inicio de curso donde demuestra que la fórmula de aquél éxito convertido en título liguero, no fue una mera casualidad. Caracterial, disciplinado, poco amigo de jugadores mediáticos, con un estilo basado en vestuarios muy unidos que transporten su fiabilidad al césped para actuar como un bloque, no conoce éxito sin esfuerzo colectivo.

La revolución que supuso el ascenso ha sido absolutamente notable en la plantilla y en las intenciones del club, que ha acertado completamente en todos sus movimientos de mercado. La base que logró regresar al primer nivel, apenas puede mantenerse hoy en día, más allá de que Sebastian Jung sea ya uno de los mejores laterales derechos jóvenes del campeonato (tiene 22 años y una proyección encomiable), Schwegler siga siendo el escudero todo-campista con llegada y el gigante Meier parezca mantener su poderío físico para alcanzar definición certera en el área como perfecto acompañante desde de segunda línea (fue máximo goleador de Bundesliga 2 la pasada temporada con 17 goles). Pero a ella se han sumado refuerzos absolutamente claves en una estrategia determinante, muy bien definida y acomodada a la exigencias de un club que se sabía incapaz de contratar estrellas pero sí jugadores efectivos con afán de unirse a un colectivo que habla un idioma de competitividad extrema y que estaba decidido a asumir dificultades en su puesta a punto.

Kevin Trapp, ex portero Sub 21 alemán, es el nuevo referente bajo palos (tras ser formado y brillar en Kaiserslautern), dejando aislado a todo un emblema de la institución como el macedonio Nikolov, que lleva nada menos que 19 años en el club y que ha sido intocable toda su vida. El peruano Carlos Zambrano por intensidad, el robusto Anderson (ex Gladbach), el ya citado Jung y sobre todo, Oczipka (una de las grandes repercusiones del curso cedido por el Leverkusen) con sus arrancadas profundas en el carril izquierdo, forman una defensa renovada por completo hasta el más mínimo detalle. El doble mediocentro lo forma el mencionado Schwegler, con más terreno y talante para aparecer con fuerza, junto al jovencísimo Rode (otro que ya estaba el pasado curso). Banda derecha para el impulsivo y aseado Aigner (marcó once goles el pasado año en Bundesliga 2 y ha llegado gratis), banda izquierda para el hombre más carismático y estelar de este inicio de campaña, un Takashi Inui dinámico, talentoso, perfecto asistente y con la moral suficiente para destrozar individualmente a las defensas rivales (suma ya dos goles y el pasado año fue estrella del Bochum en Bundesliga 2), con el gigante canadiense de vida alocada, Occean (goleador de Bundesliga 2 la pasada campaña junto al citado Meier con 17 goles), cuyo físico, corpulencia y fuerza, aportan alternativas diferentes a un equipo dado a llegar mucho por bandas y provocar centros al área.

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Un once base prácticamente clonado en las cuatro jornadas disputadas que evidencia falta alarmante de alternativas de banquillo pues salvo Hoffer (marcó esta semana, tiene picardía pero no es fiable a gran escala) y los experimentados Celozzi-Laning (ex Stuttgart) o dos ‘tanques’ ofensivos como el camerunés Kouemaha (dejó detalles positivos estos años en Brujas) y el incombustible Friend (¡quién no recuerda sus testarazos en Gladbach hace años!), no hay mayor capacidad de ofrecer un guion alternativo. Humildad, intento perspicaz de sobrevivir a base de contrataciones de la Bundesliga 2 y una propuesta tan atrevida en ataque como irresponsable defensivamente. La meta nunca llegará a un estado de éxito mayúsculo que lo coloque como referencia alemana del momento, pero sus registros esperanzan a aquellos anónimos que, desde el calabozo, luchan por su momento de gloria, ese instalado imprevisiblemente en Frankfurt desde el liderato de la incomparable Bundesliga. Así se construyen los sueños. El propósito de enmienda se encargará del resto…

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