Chelsea, el rival de Real Madrid y Barcelona

Si yo fuera Jose Mourinho o Pep Guardiola, y lo digo antes del sorteo de mañana, que tendrá menos mérito, miraría a un tercer invitado a la fiesta de la Champions League que se ha colado casi de milagro, pero que anda en cuartos igual que los demás. Ha cambiado su entrenador, tiene un interino venido a más como Roberto Di Matteo, un dueño que ha gastado más dinero del que ningún mortal podemos soñar ver junto en nuestra vida para conquistar la Copa de Europa sin éxito, jugadores que saben que están ante su última oportunidad, y que aunque mayores, tienen una calidad indudable… El Chelsea es el coco, no cabe duda.

Y es que por primera vez en muchos años, llegan a las rondas “de la verdad” sin la etiqueta de favoritos, sin el yugo de tener que ganar la competición o es el fracaso más absoluto. Pasaron de puntillas la fase de grupos, cayeron estrepitosamente en la ida de los octavos, pero con un orgullo propio de leones heridos que van a morir matando, levantaron el enfrentamiento contra el Nápoles. Esa descarga de presión, que sí tienen Madrid y Barcelona, y hasta Bayern Munich por aquello de jugarse la final en casa, es la gran baza “blue”.

Fútbol lo que se dice fútbol no tienen demasiado, eso es tan cierto como lo anterior. Pero con jugadores como Didier Drogba, Frank Lampard, John Terry, y hasta Fernando Torres (cada partido que pasa sin marcar se supone que está más cerca de hacerlo), al que le salga la bolita del Chelsea el viernes no le va a hacer ninguna gracia. Motivos sobrados para estar preocupado, sin duda. La mejor campaña del Chelsea en la Champions fue cuando se produjo una situación similar a la actual, con matices, claro. Mourinho fue despedido, entró Avram Grant, y sólo un resbalón del capitán en la tanda de penaltis evitó que el tiítulo terminara en Stamford Bridge.

La Champions League tiene la costumbre de devolverte aquello que te quita. Y uno de los jugadores a los que más le debe es a John Terry. El fatídico resbalón del central inglés en Moscú encaló las opciones del Chelsea de ganar la ansiada Copa de Europa. Terry está viviendo una temporada repleta de desventuras, golpeado constantemente por escándalos y señalado como culpable de la salida de Villas-Boas. Sólo ganar la Copa de Europa salvaría su año y curiosamente se repite el mismo patrón que llevó al Chelsea a la final en 2008, con cambio de técnico a mitad de temporada y una crisis asomando en el futuro del club.

Esta Champions League se ha quedado ciertamente descafeinada. Madrid y Barcelona van a pujar fuerte por ella si no se cruzan antes de la final. El Bayern Munich está obligado, y aunque cuenta con buenos jugadores, quizá no le llegue para tanto, para llegar “sí o sí”. El Milán es siempre una incógnita, y sus opciones van a depender muchos de sus cruces.

Pero al que hay que tenerle miedo, pero miedo de verdad, es al Chelsea. Y voy a dar un paso más allá. A Fernando Torres. Sabe que se está jugando la Eurocopa, que si Del Bosque lo llama tendrá a un país entero en contra. Pero también es consciente de otra posibilidad: si es protagonista en lo que queda de Champions, la misma España que ahora vería con malos ojos su inclusión en la lista de 23, lo aclamaría para que fuera el 9 de la “roja”. Esto es fútbol…

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