Decadencia a la milanesa

Los proyectos de Milan e Inter van a la deriva

Las gestas del pasado esclavizan al presente. El Milan e el Inter de Milán lo sufren en sus propias carnes. Los dos equipos milaneses cuentan con una legendaria historia, escrita con el metal de los cientos de títulos que han levantado. Juntos suman 36 Scudettos y 10 Copas de Europa, entre otros muchos trofeos que figuran en su palmarés. Su grandeza está fuera de toda duda y hay que remontarse hasta 2003 para encontrar la última vez en la que el título de campeón de la Serie A escapó de Milan.

Desde entonces, Inter y Milan han instalado la hegemonía milanesa en Italia. Su presente, sin embargo, no es tan positivo. Tanto rossoneri como nerazzurri han arrancado la temporada con el pie izquierdo y la clasificación les destapa como las grandes decepciones en la Serie A. El Milan aparece en decimoquinta posición y solo cinco puntos, mientras que el Inter de Milán está todavía más abajo. Los nerazzurri son decimoséptimos, habiendo sumado tan solo cuatro puntos.

Pero si los números son malos, peores son las sensaciones que generan uno y otro club. Los dos parecen equipos rotos, incapaces de asumir el protagonismo en sus encuentros y huérfanos de una personalidad definida. Su presente está lejos de estar a la altura de su pasado y eso es, precisamente, su peor enemigo en estos momentos. Eso y que la Juventus, el mayor enemigo de los dos milaneses, les observe desde el primer puesto de la Serie A.

Ranieri como reconstructor

Este mal inicio de temporada ya se ha cobrado una víctima en el Inter de Milán. Gian Piero Gasperini fue destituido tras una humillante derrota ante el Novara y Massimo Moratti confió su manoseado proyecto a Claudio Ranieri, experto en salvar equipos que se encuentran en la unidad de ciudados intensivos. El efecto Ranieri funcionó en Champions League contra el CSKA de Moscú y con una victoria frente al Bolonia, pero cuando se han vuelto a enfrentar a un grande se han vuelto a destapar sus carencias.

El Inter de Milán sucumbió con estrépito y goleado frente al Napoles de Cavani, Lavezzi y compañía, quedando al descubierto los peores defectos y la necesidad de una regeneración que no se supo iniciar a tiempo. Desde que José Mourinho abandonó San Siro, el equipo navega a la deriva. La temporada pasada la inercia creada por el técnico portugués permitió disimular la decadencia, pero este año ha quedado patente que los nerazzurri forman un equipo con demasiadas carencias.

En la portería Julio César está lejos de atravesar su mejor momento y lo mismo sucede con Maicon. Lucio y Walter Samuel apuran sin brillo sus últimos años de carrera, mientras que Chivu no funciona como lateral izquierdo. El centro del campo carece de creatividad. Obi no está a la altura del Inter de Milán, Ricky Álvarez tiene talento pero todavía está verde, y tanto Cambiasso como Sneijder parecen apáticos. En ataque tampoco se ha encontrado un recambio para la garra de Samuel Eto'o. Ni Pazzini y Forlán logran llenar ese hueco.

Allegri pierde el crédito

Al otro lado de la calle la situación tampoco es mucho mejor. El Milan también se encuentra sumido en serios problemas, al igual que sus vecinos nerazzurri, aunque dolidos en su orgullo tras ser humillados por la Juventus de Turín. El duelo contra los turineses, liderados por el ex rossonero Andrea Pirlo, debía ser el primer paso hacia la reacción del actual campeón de la Serie A. Sin embargo, puede convertirse en la sentencia de Massimiliano Allegri.

Contra la Juventus, el Milan se mostró como un equipo plano, sin recursos en defensa ni en ataque. Se vio ampliamente superado y el marcador de 2-0 se puede considerar hasta insuficiente a tenor de las numerosas ocasiones que generó la Vecchia Signora. Pero más que la derrota duele la imagen y comienza a agotarse el crédito de Allegri, quien ya no puede vivir a costa de los réditos de la temporada pasada, en la que logró levantar, contra pronóstico, el Scudetto.

Corren malos tiempos en la Via dei Piccolomini de Milan. Los fantasmas del pasado obligan a reaccionar a dos potencias venidas a menos. La decadencia a la milanesa continuará cobrándose víctimas hasta que se produzca una reacción. Y más si la Juventus sigue líder...

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