Jabulani: la otra cara del Mundial

La polémica por lo liviano que es el Jabulani y cómo se le escapa de las manos a los metas está dando lugar a que los resultados del Mundial 2010 sean un tanto extraños. Este tema se convierte en una discusión infantil si conocemos la historia de cómo se fabrica el popular balón de Adidas, ya que esconde relatos que merecen ser contados para poder tener cierta noción de lo que mueve la cita mundialista, y para poder juzgar cada uno si el "juego limpio" que promueve la FIFA, también se traslada a las empresas patrocinadoras y a cómo cumplen estas sus obligaciones con sus empleados. El balón oficial no les gusta a los porteros, lo critican los delanteros, pero lo pretenden millones en todo el mundo. Ese es el valor que la sola popularidad le dio al Jabulani que factura millones de euros para las arcas de Adidas. Pero el éxito no refleja lo que hay en el detrás, en la fabricación del balón del "regocijo" tal cual significa su nombre en el idioma zulú. Los únicos que se han regocijado con este éxito comercial son los directores de la marca estadounidense, que ven aumentar sus ganancias mientras presentan el "éxito" deportivo de los últimos tiempos, el gran balón con paneles 3D, moldeado térmicamente con goma EVA, con la precisión más exacta y toda la perfección que cualquiera pueda imaginar. Sofisticación, éxito, prensa y muchos goles. Los ídolos se quejan pero es el balón con el que deben jugar durante un mes, y grandes y chicos, todos, quieren tenerlo. Todos, menos quienes las fabrican en condiciones de explotación. Dado el éxito comercial que el Jabulani significa para Adidas, la empresa no ha querido perderse el negocio fabricando cientos de réplicas al día en la ciudad de Sialkot, en Pakistán. Allí, los trabajadores deben cocer durante 12 horas para llegar a fabricar cada uno, tan sólo 5 balones, y para alcanzar por lo tanto, un jornal algo más elevado. Es que los dirigentes de Adidas pagan como máximo, un honorario de 3 euros al día. Algo así como 10.700 veces menos de lo que Cristiano Ronaldo gana por día. Las desigualdades del mercado laboral, que más que desigualdades son un absurdo. Como si esto no bastara, poco margen a la huelga tienen los trabajadores de Pakistán, ya que saben que en caso de protestar, podrían ser reemplazados en pocos minutos por alguien que necesite el puesto. En declaraciones al diario británico The Daily Telegraph, un trabajador de la manufacturera expresó que el problema del paro es tan grave que los jefes saben que pueden pagarnos muy poco y que no tenemos alternativa. Un lugar en el que no se reconocen siquiera los derechos laborales a los trabajadores, Labor Rights Forum publicó, "los trabajadores pueden perder un dedo si algo va mal con la máquina. O en la fase de pegado y estampado, están expuestos a altas temperaturas y productos químicos tóxicos. No hay formación ni información sobre accidentes laborales y los derechos que les corresponden", quienes también informaron que el sueldo que perciben los artesanos del Jabulani, no alcanza la mitad del salario mínimo establecido en Pakistán. "Mi marido y yo le hemos tenido que explicar a nuestra hija que no vamos a poder pagarle sus estudios. Ella incluso ha amenazado con suicidarse", expresó a Daily Telegraph, Malika, empleada de la fábrica. La réplica del balón oficial del Mundial tiene un coste de 25 euros, mientras que el coste del original es de 5 veces más. El monto total de la recaudación en ventas del balón oficial en Alemania 2006, fue de más de 500 millones de euros, cifra que Adidas espera superar en este Mundial. Invirtiendo esa miseria en salarios, seguro llegará. Poco se ha comentado de parte de las autoridades de Adidas, evadiendo el tema con un tono irónico y nada comprometido "la persona que hace el balón de Adidas está orgulloso de ello. Ellos no tienen la percepción de que vivan en la pobreza. Le pagamos más de lo que ganarí­an en la agricultura, por ejemplo", esas fueron las palabras de William Anderson, quien es -justamente- el jefe de responsabilidad social de Adidas en Pakistán. Mientras tanto el Mundial sigue brillando con su luz propia y el Jabulani es el protagonista por excelencia de cada encuentro. La mirada de millones de personas se deposita en el balón de la perfección, mientras que decenas de familias trabajan fabricando ese mismo balón, que apenas les da de comer. Si usted aún no tiene su Jabulani, probablemente lo pensaría dos veces antes de comprarlo. Seguro que luego de leer esta nota, sus ganas ya no son las mismas.

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