El Athletic revive su historia en El Molinón
Quince años. Una década y un lustro han transcurrido desde aquel último título del Athletic Club de Bilbao en una competición que supo ser suya casi con exclusividad. Era 1984 y la revolución Clemente había dejado a los "leones" campeones por vigésimocuarta vez de la Copa del Rey, la misma que había logrado en sus múltiples denominaciones, incluso llamándose Bizcaya. Pero soplan aires de esperanza en las tierras del norte. Faltan tan solo tres partidos para que los bilbaínos puedan reivindicarse con su historia.
El escenario, vale decirlo, no era el más propicio. El Athletic y el Sporting habían aburrido a todos en la ida. El empate en cero dejaba abiertas las posibilidades para cualquiera. Si bien los de Gijón contaban con la localía a su favor, no habían convertido ningún gol en la ida y uno que cayera de los vascos complicaba el panorama. Pero a los 30 segundos los locales estaban en ventaja. Ráfagas de fútbol precoz, desconcentración visitantes o vaya a saber qué, pero lo cierto es que Carmelo estuvo allí para adelantar a los suyos.
De allí en más, la zona de intercambio de golpes se abrió de par en par y llegaron las situaciones de ambos lados. Un auténtico partido de Copa, donde uno necesitaba un gol y el otro aumentar la cuenta. Y el tanto llegó para los bilbaínos. Gabilondo resolvió con un detalle de clase el cabezazo made in Llorente y al filo del vestuario el 1-1 le daba la clasificación a los de Caparrós.
Después, sí, habría un segundo tiempo. Un período en donde David López se encargó de aumentar el marcador y dejar la historia casi sentenciada. Pero quedaba mucho por delante; y allí fue cuando los "leones" comenzaron a rugir. A algunos les pareció escuchar a Iribar ordenando a la defensa, otros creyeron ver a Telmo Zarra intentando rematar alguna contra y también estuvieron los que creian que aquel Javier Clemente, el del primer período, era el que estaba dando indicaciones a grito pelado. Pero no. Era simplemente el Athletic de Bilbao versión 2009 dándolo todo para llegar a la próxima instancia. El mismo que sabe que quince años han pasado, pero que soñar sigue siendo un derecho reservado para cualquier ser humano.