Los dos rostros de un Barça con algo de suerte vuelven a pasearse por Gelsenkirchen

iniesta.jpgA veces el fútbol no es para nada justo. Eso lo sabemos todos. Es un deporte al que le importan un rábano los merecimientos y en el que gana aquel que tiene más astucia para meter la pelotita dentro de la portería. C'est fini. Y, a veces, esto se transforma en un buen motivo para sonreír, para creer que se puede y que, a pesar de no haber hecho las cosas como corresponde, se puede ganar un partido de cualquier manera. El Fútbol Club Barcelona llegaba a Gelsenkirchen tremendamente golpeado y lleno de dudas. ¿Cómo se iría del AufSchalke Arena? Sin resolver ninguna de las cuestiones que lo han puesto devaluado en la liga, pero con una vital victoria de cara a las semis de la Champions. Parece que el varapalo que le propinó el Betis no fue suficiente para que los pupilos de Rijkaard (y el holandés mismo) tomaran nota de los errores cometidos, ya que el Barça se empeñó en repetir todo lo malo que hizo en el Ruiz de Lopera. Si, debió haberse ido derrotado de tierras germánicas. Pero, repito, al fútbol le importa un rábano esto de los merecimientos. Nuevamente se vio un Barça con dos caras, la de la "niña bonita", esa que comandan Xavi, Bojan y un cada vez más decisivo Iniesta y la del "mendigo ebrio", ese que no sabe para que lado ir, que divaga dentro del campo de juego y que gestiona de manera pésima los espacios. Que convierte al centro del campo en una zona de tránsito libre para el ataque de los rivales y que tampoco sabe contragolpear cuando la jugada lo requiere. Vamos, todo lo que vienen sufriendo los culés a lo largo de gran parte de la disputa liguera. Si nos atenemos a lo acontecido en el segundo período, los blaugranas bien podrían haberse ido con una derrota. Tal vez Slomka tendría que haber tomado un poco más de coraje y haber dejado a Kuranyi dentro del campo, sumando algún otro hombre más en ataque para que el gol del Schalke llegara. Porque tanto Altintop -gran jugador, una de las figuras del cotejo; molestó, corrió, peleó y casi marca un golazo- como Bordón o Pander tuvieron las suyas. Ni que hablar de la gran diferencia en remates a portería que hubo de uno y otro bando. Pero los alemanes se quedan con las caras largas y tienen que ir por la remontada en el Camp Nou. Si bien la ventaja, con el gol de visita incluido, es un aliciente casi determinante para que el Barça acceda a las semis del máximo torneo continental, no está nada dicho. Si los culés se empeñan en repetir todo lo malo que vienen haciendo en las últimas jornadas, el Schalke no le perdonará la vida. Una vez fue suficiente, dos parece difícil. No me animo en absoluto a dar por cerrada esta llave. Hoy se vio a un equipo timorato, nuevamente incapaz de rotar el balón para conservar la diferencia y casi no vio puerta en todo el segundo período. Algo que difícilmente lo transforme en el nuevo campeón de Europa a nivel clubes. Ah, muy probablemente en semifinales este errático conjunto culé tenga que verse las caras con unos diablos rojos que llegan desde Manchester. Ni me quiero imaginar el festín que se pueden hacer Carlos Tévez, Wayne Rooney, Michael Carrick o ese insufrible Cristiano Ronaldo, jugador que no me cae bien en lo más mínimo pero que está siendo el hombre más determinante en la Europa toda, ante el enclenque mediocampo culé y esa defensa que parece encomendarse a los designios divinos para obtener su salvación. El Manchester United puede rubricar ante el Barça el excelente andar que tiene en la Premier y llegar de una vez por todas a la final de ese torneo que se le viene negando sistemáticamente desde hace varias temporadas. ¿Pero será ante el Barça? Quien sabe... Si los protegidos de Rijkaard siguen actuando con tanta torpeza y tan poco corazón, tal vez tengan que desviar el rumbo previsto e ir reservando tickets para Gelsenkirchen.

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