¿El final del Fair Play?

wales_fair_play_three.jpg El Espanyol, de cara al derbi de este fin de semana, ha anunciado que no tirará el balón afuera cada vez que un jugador –ya sea de su equipo o de los contrarios- esté tendido sobre el campo de juego. Esta medida, aducen desde la entidad "periquita”, tiene que ver con que últimamente se está exagerando demasiado y ya no se sabe cuando es cierto y cuando no. Algo de verdad tiene esta afirmación, ya que cada vez más sobran los buenos actores con camiseta de equipo de fútbol. Pero, para ser sinceros, el Fair Play ya ha desaparecido hace rato y nadie lo respeta. Partiendo desde el jugador que simula una lesión para enfriar el partido hasta el que emplea demasiada vehemencia a la hora de trabar a un rival. Tampoco nadie pide que dejen sin efecto la medida cuando le pitan un penalty inexistente o cuando sacan provecho de situaciones poco claras (el gol de D’Alessandro a Abbondanzieri, por ejemplo). El Fair Play y la caballerosidad en el fútbol hace tiempo que se han llamado a ausencia. El fútbol moderno hiperprofesionalizado prioriza los resultados por sobre todas las cosas. Y no se teme en hacer un culto a la especulación, la violencia o el engaño para lograr ese cometido. El ganar como sea y a como de lugar se ha transformado en una modalidad de guerra para llegar al objetivo en lo que es, al fin y al cabo, una disputa deportiva. El Fair Play, esa regla implícita de caballerosidad que tienen los deportes en general, en el fútbol se dejó de lado y ya proscribió, si es que alguna vez realmente existió. Por eso no debe llamar la atención esta decisión del Espanyol de Barcelona. Es, ni más ni menos, una extensión de la realidad del fútbol actual. Del ganar a como de lugar. Sin importar si hay que pisar la cabeza de un rival

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